La vitamina E la podemos encontrar de forma natural en alimentos que tienen grasa, como las nueces, las almendras y maní. Aparte está presente en muchos alimentos pero aún hay muchas personas que desconocen sus beneficios.
La vitamina E se caracteriza por ser liposoluble, o sea que se encuentra en alimentos que contienen grasa, y es un nutrimento inorgánico no energético, por lo que la persona que la ingiere no engorda. Se descubrió en 1922 y es antioxidante lo que quiere decir que protege a las células del organismo del daño que le ocasionan los radicales libres.
Esta vitamina, descubierta en 1922, tiene una función antioxidante: protege a las células del organismo del daño que le ocasionan los radicales libres –afirma la Licda. en Nutrición Valeria Rubio Márquez en una entrevista con Salud (Salud, suplemento especial del Diario de Yucatán), en el marco de una campaña nacional de «concientizacion» de los beneficios de la vitamina E que realiza CB Comunicación.
Cuando el oxígeno de las células entra en contacto con el medio ambiente se forman los radicales libres, que posteriormente se encargan de destruir a las células –abunda–. La vitamina E ayuda a evitar ese daño, de ahí que sirva para prevenir enfermedades como Alzheimer, artritis reumatoide, padecimientos del corazón, el envejecimiento e incluso, el acné.
Esta vitamina se ingiere en los alimentos como los cacahuates, chocolates, nueces y aguacates, entre otros: sin embargo se puede consumir como complemento alimenticio, en cápsulas –indica.
El término vitamina E cubre ocho compuestos diferentes: cuatro de ellos se denominan tocoferoles y el resto, tocotrienoles. El alfa tocoferol es el más común y biológicamente el que tiene mayor acción vitamínica.
La vitamina E se encuentra en los aceites de girasol y maíz, pero hay que tener en cuenta que el aceite utilizado en una fritura pierde un porcentaje importante de ella. Para conservar la vitamina E de los aceites, éstos deben estar bien tapados y en recipientes oscuros en los que no les dé luz.
La entrevistada señala que la mayoría de la gente no tiene conciencia de que el consumo de esta vitamina a edades tempranas puede ayudar a prevenir las enfermedades ya mencionadas.
Mucha gente comienza a tomar esta vitamina cuando llega a la edad madura, porque sólo conoce sus efectos benéficos en la vejez –comenta.
Específicamente, esta vitamina protege a las membranas biológicas de los nervios, músculos y el sistema cardiovascular, ayuda a prolongar la vida de losglóbulos rojos y a que el organismo haga un óptimo uso de la vitamina A.
Entre los órganos beneficiados por la acción de la vitamina E están el pulmón, en el que -según estudios- ayuda a disminuir los efectos tóxicos del humo del cigarro, y el hígado al que protege de daños causados por el alcohol. También previene afecciones coronarias por presión sanguínea alta y niveles elevados de colesterol, así como la degeneración neuronal, sobre todo en la enfermedad de Alzheimer, y aumenta el potencial del sistema inmunológico, lo que protege de los crecimientos tumorales.
En cuanto al envejecimiento, la vitamina e ayuda a mantener la producción de la elastina y el cólageno, vitales para la firmeza de la piel, de manera que retrasa la aparición de la arrugas.
Hasta el momento no se ha reportado efectos secundarios a la ingesta de esta vitamina, aunque se recomienda que las mujeres embarazadas y en periodo de lactancia, así como personas con posibles padecimiento en el hígado, consulten al médico antes de tomarla –indica la Licda. Rubio Márquez.
La dosis recomendada es de 400 miligramos diarios para los adultos –agrega–. Una alimentación balanceada, que se complemente con vitamina E, ofrece una mejor calidad de vida.
En el mercado, en ocasiones se ofrece la vitamina E en presentación de pastillas sólidas; sin embargo, lo más seguro es que sea un engaño o que el contenido sea una cantidad menor a la que anuncia –alerta–. Se recomienda adquirir la que viene en forma de cápsulas de aceite.
Algunas enfermedades se caracterizan por una mala absorción de las grasas, lo que ocasiona que el organismo no aproveche la vitamina E. Los primeros síntomas de carencia pueden ser mayor fragilidad de las células, sobre todo los glóbulos rojos, y, en casos graves, pueden haber desórdenes neurológicos.
Al ser liposoluble, la vitamina E se deposita en el tejido adiposo, hígado y músculo. Los testículos, ovarios, eritrocitos y plaquetas, las glándulas adrenales y la pituitaria contienen niveles significativos de esta sustancia.