El arándano es un arbusto que crece en zonas montañosas y boscosas. Es una planta que llega a medir hasta un metro de altura y que tiene frutos comestibles.
Las bayas de arándano son muy nutritivas, ricas en fibra y libre de grasas y sodio. Entre las propiedades del arándano nos encontramos con que es refrescante, tónico, astringente y diurético. Contiene mucha vitamina C por lo que es una de las frutas con mayor poder antioxidante que existe.
La vitamina C, además de su acción antioxidante, fortalece el sistema inmunológico y favorece la absorción de hierro por parte de nuestro organismo, por lo que es de gran ayuda para prevenir y ayudar en casos de anemia.
El fruto del arándano tiene la capacidad de proteger y fortalecer las paredes de los pequeños vasos sanguíneos conocidos como capilares. Esto lo hace útil en el tratamiento y la prevención de venas varicosas, flebitis y hemorroides, al igual que en la prevención de problemas de la visión causados por la ruptura de pequeños vasos sanguíneos en los ojos.
Un efecto que ha recibido mucha atención en años recientes es el de ayudar a prevenir la pérdida de visión a causa de la degeneración de la retina que se produce con gran frecuencia en personas de edades avanzadas. En otros estudios se ha encontrado que la combinación de arándano con vitamina E es muy eficaz para prevenir y para frenar el avance de las cataratas.
El arándano contiene, además, unas sustancias conocidas como antocianidinas que ayudan a fortalecer el colágeno. El colágeno es una proteina que es parte importante de los ligamentos, tendones y el cartílago. Las antocianidinas también combaten los estados inflamatorios y tienen importantes propiedades antioxidantes. Estas propiedades hacen al arándano útil en el tratamiento de enfermedades inflamatorias de las articulaciones y de las encías.
Las hojas del arándano contienen sustancias que reducen el contenido de glucosa en la sangre, por lo que productos derivados de estas son usados por personas diabéticas para reducir su necesidad de medicamentos orales o de insulina. Algunos naturópatas, herbólogos e investigadores señalan que este efecto de las hojas de arándano solo se consigue interfiriendo con un proceso normal del hígado por lo que no es recomendable su uso durante tiempo prolongado.
El consumo del fruto del arándano, por el contrario, sí es recomendable por su efecto protector sobre los capilares que es de inestimable ayuda para prevenir muchas de las complicaciones de la diabetes.
Actúa sobre la zona gastrointestinal, ya que el aparato digestivo empieza por la boca evitando la proliferación de bacterias en ésta, previniendo la placa dental, principal causa de gingivitis y caries. Siguiendo con el tubo digestivo, también ayuda a evitar las úlceras estomacales.
También se utiliza en infecciones de las vías urinarias, cada vez más comunes y en muchos casos recurrentes. Esta enfermedad en la mayoría de los casos es provocada por la Escherichia coli. De hecho casi la mitad de las mujeres experimenta una infección urinaria por lo menos una vez en su vida. El arándano ayuda a prevenir las infecciones urinarias gracias a su poder antiadherente.