Hoy vamos a centrarnos especialmente en un tipo de dieta carencial, se trata de aquellas que prohíben el consumo de carbohidratos, una de las más conocidas es la dieta del Dr. Atkins, o de Scardale.
En el caso de la primer dieta, esta se basa en fundamentalmente en eliminar los alimentos con hidratos de carbono, por tanto, hablamos de una dieta que no tiene ni azúcares, ni cereales, ni legumbres, pudiendo tomar sin restricción carnes, pescados, embutidos y algunas verduras y hortalizas. Una dieta muy rica en proteínas y grasas.
Sin embargo, si bien podemos perder de forma fácil 2 kg en uno o dos días, lo hacemos a través de la pérdida de agua. Esto nos perjudica muchísimo, ya que comenzamos a deshidratarnos. Esta dieta además disminuye el apetito, lo cual permite que se pueda seguir por varios meses.
En especial la dieta Atkins es muy popular en países como Estados Unidos, recientemente la misma se modificó, sustituyendo las grasas animales por grasas vegetales e incluyendo una pequeña cantidad de carbohidratos al día. Esto permitió que se lograra perder más peso a los seis meses que las dietas convencionales y tiene un efecto más favorable sobre el colesterol. Aunque, a los dos años logramos el mismo efecto que lograríamos con otra dieta.
Por tanto, carece de sentido seguir este tipo de dieta cuando podemos hacer una más saludable y lograr los mismos saludables a largo tiempo, y por supuesto, sin dañar nuestra salud.
Igualmente, este tipo de dietas provoca la movilización del calcio óseo, favoreciendo la aparición de osteoporosis. Pueden conducir, al ser bajas en fibra, al padecimiento de estreñimiento severo y, al eliminar los alimentos ricos en carbohidratos, que a su vez, contienen determinadas vitaminas y minerales, pueden ocasionar deficiencias de algunos micronutrientes.
Por otro lado, aunque la reducción del peso que se produce con este tipo de dietas parece ser importante durante los tres-seis primeros meses de tratamiento, las diferencias que pueden existir con una dieta hipocalórica convencional baja en grasas, se pierden a partir de los doce meses de su seguimiento, por lo que, a largo plazo, tampoco representan una ventaja en este sentido.
¿Para qué necesita el cuerpo los carbohidratos?
El cuerpo utiliza los carbohidratos como principal fuente de energía. El azúcar y el almidón es transformado en azúcares simples durante la digestión, explica la Clínica Mayo. “Éstos son absorbidos por el flujo sanguíneo, donde se los conoce como azúcar en sangre o glucosa”.
La glucosa ingresa a las células con la ayuda de la insulina. Parte de esta glucosa es usada en forma de energía, para realizar actividad física o simplemente para respirar. La glucosa que no se utiliza se almacena en el hígado, los músculos y otras células para usarla más tarde o si no, la convierte en grasa.
Según publica la Clínica Mayo, la teoría detrás de las dietas bajas en carbohidratos se basa en que la insulina previene la transformación de la grasa dentro del cuerpo, al permitir que el azúcar sea usada como energía. Se cree que al reducir los carbohidratos, también disminuirán los niveles de insulina, lo que obligaría al cuerpo a quemar grasa almacenada y, como consecuencia, a bajar de peso.
No obstante, las Recomendaciones Dietarias para los Americanos (2010) sugiere consumir entre un 45% y un 65% de carbohidratos, del total de las calorías ingeridas por día.