Como ya explicamos en el artículo anterior, es necesario conocer todos los servicios básicos que proporciona un seguro de salud. Pero también es importante tener en cuenta las prestaciones que diferencian a tu seguro del resto.
1. Acércate con un agente de seguros: los seguros son herramientas complejas que además implican un contrato, por lo tanto, el papel del agente como asesor es básico. Comprueba que tu asesor cuente con cédula vigente de la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas (CNSF).
2. Compara servicios y precios: muchas veces la decisión por un seguro se basa en el precio. Sin embargo, lo ideal es hacer una evaluación profunda de las ventajas y desventajas de cada opción a considerar, para tomar decisiones informadas.
3. Evalúa la cobertura necesaria para tu familia: factores como la prima, la suma asegurada, el nivel hospitalario y la cobertura son la base de tu póliza. Elegir la opción que mejor se adapte a las necesidades de tu familia es fundamental, ya que esto garantiza que obtendrás los mayores beneficios cuando alguno de tus seres queridos tenga que usar el seguro.
4. Considera la cobertura adicional y otros servicios: estos elementos pueden hacer una gran diferencia a la hora de calificar el valor agregado de tu seguro. Servicios como la cobertura dental, por ejemplo, pueden ser factores decisivos que quizá quieras contratar de acuerdo con la edad de tus hijos y el nivel de uso que le des a opciones como esta.
5. Valora la experiencia: no sólo se trata de considerar la publicidad que has visto de la compañía y sus productos, sino también de tomar en cuenta los años que tiene trabajando en el país y sobre todo, que sea una compañía legalmente establecida en México. En la CNSF puedes consultar la lista de las compañías que cumplen con todos los requisitos para ofrecer servicios en el país.
6. Verifica que la aseguradora te garantice renovación vitalicia: este punto es fundamental, ya que existen seguros que sólo te aseguran hasta cierta edad sin posibilidad de renovarlo, pero existen otros en donde te aseguran de manera vitalicia independientemente del estado de salud o tu edad, siempre y cuando se encuentre pagada tu póliza.
7. Revisa a fondo la cláusula de preexistencia por antigüedad: cuando hay alguna enfermedad que no se haya declarado por ignorar su preexistencia algunas aseguradoras rechazan el pago de cualquier servicio relacionado con el padecimiento. No obstante, asegúrate de que la compañía que elijas cubra las preexistencias siempre y cuando no haya habido manifestación alguna de síntoma relacionado con la enfermedad en un periodo largo de tiempo.
8. Pregunta por los tiempos de espera y los padecimientos que lo requieren: lo ideal es que los tiempos de espera para atender padecimientos específicos sean los menores. De esta manera, en menos de lo que imaginas podrás gozar de todos los beneficios de tu póliza.
9. Considera los beneficios fiscales: hay productos que ofrecen componentes como descuento o deducción para el pago de impuestos. Consulta con tu asesor si los productos que te interesan cuentan con esta modalidad.
10. Mantén hábitos saludables: el que tu familia y tú tengan un estado de salud envidiable, no sólo puede ayudarte a reducir el riesgo de alguna enfermedad, sino también puede ser un factor clave que influya en la cotización de tu póliza, principalmente en la cobertura para adultos.