Mantener una dieta basada en grasas y azúcares no solo conlleva que el niño sufra problemas de obesidad y derivados; sino que además puede influir en un ligero descenso de su nivel intelectual.Una dieta inadecuada en los niños de entre 7 y 9 años puede influir negativamente en su desarrollo mental y cognitivo al mermar su capacidad de cálculo, lectura o resolución de problemas, lo que facilita que caigan en el fracaso escolar. Así lo aseguró ayer la profesora de Pediatría de la Universidad de Granada Cristina Campoy, quien dirige el Simposio Internacional de Earnest
Para la experta, los «niños malnutridos», aquellos que optan por las hamburguesas y las pizzas en lugar del pescado y las legumbres, corren el riesgo de no alcanzar el «nivel óptimo al que podrían haber llegado».
Las madres desempeñan un papel muy importante en este proceso, no sólo por tener responsabilidad sobre la alimentación de sus hijos sino porque su nutrición durante el embarazo, especialmente en el último trimestre de la gestación, influirá también en el desarrollo cerebral y el rendimiento mental.
Los especialistas en dietética y nutrición indican que la primera comida del día guarda una estrecha relación con la capacidad de aprendizaje y rendimiento escolar de los niños. Sin embargo, los niños toman habitualmente un segundo desayuno a media mañana en la escuela debido a que realizan un primer desayuno insuficiente. Ingestan panes y dulces industriales, con poca opción para las frutas. La familia (en especial, las madres) deben estar alertas sobre lo que sus hijos han comido en el día y complementar sus dietas en el hogar. Éstos tienen la gran labor de formar y criar a sus hijos.
Existen diferentes técnicas para hacer más apetitosa la comida. Por ejemplo, en el caso de sopas, muchas veces a los niños no les gusta comer pedazos de verduras, entonces lo más recomendable en estos casos es triturarla y dar en forma de crema. Pero siempre haciéndolo uno mismo y no dando cremas empaquetadas, ya que estas contienen conservantes que no son buenos para la salud de nuestros hijos.
Es esencial además, incluir en la dieta diaria de los niños legumbres y otras hortalizas. La mejor manera de hacer esto es dándoselos desde que estén muy pequeños. De esta manera no sentirán el típico rechazo hacia los alimentos verdes.
Ante todo es de suma importante crear buenos hábitos alimenticios y en las horas correspondientes, evitando a toda costa la ingesta de excesivas golosinas o dulces entre comidas.