El crecimiento sano y fuerte de un niño encuentra su piedra fundamental en la alimentación. Si los pequeños no comen correctamente son propensos a sufrir enfermedades, acompañadas por problemas físicos y cognitivos.
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Un estudio realizado por la Universidad de Bristol (Reino Unido) indica que una alimentación incorrecta en los primeros tres años de vida puede dañar gravemente las capacidades de aprendizaje de los niños. Llegaron a esta conclusión después de estudiar a más de 14 mil niños en sus hábitos diarios de alimentación.
Esta relación entre alimentación y desarrollo cognitivo se debe a que el cerebro cumple un proceso muy importante del desarrollo durante los primeros 36 meses de vida, así que si los pequeños no son alimentados correctamente pueden pagar el precio durante toda su vida.
Lo mejor es hacer chequeos rutinarios con un médico y un nutricionista para saber si nuestros hijos están teniendo un desarrollo correcto o si estamos fallando en los alimentos que les entregamos a diario.