La lactosa es el azúcar de la leche, que es digerida por una enzima de la mucosa intestinal llamada lactasa. En algunas personas, sobre todo en adultos, esta enzima se encuentra en pocas cantidades por lo que no pueden digerir los lácteos.
Cuando hay intolerancia a la lactosa aparecen síntomas como flatulencia, diarrea, pérdida de nutrientes y electrolitos, entre otros. Es por esto que la dieta contra la intolerancia a la lactosa debe procurar reducir la ingesta de lactosa para evitar estas molestias y mantener un buen estado nutricional.
Lo principal en esta dieta de bajar el consumo de leche, y el de los lácteos en menor medida, estos es porque el proceso de fermentación al que son sometidos disminuye su contenido de lactosa.
Pero no solo los derivados lácteos contienen lactosa, sino también en alimentos preparados en forma de sólidos, fermentos, suero, y el algunos fármacos, por lo que necesario leer con atención las etiquetas de estos productos.
¿Y mi ingesta diaria de calcio?
A pesar de la intolerancia a la lactosa, no puedes prescindir del calcio en tu dieta. Lo puedes obtener a través de alternativas a la leche como la leche baja en lactosa, leche de soja, quesos fermentados o curados, legumbres, frutos secos y algunos pescados (sardinas, berberechos, etc.). Si es necesario, puedes tomar suplementos de calcio.
Y para aprovechar mejor este mineral, evita las sodas, baja tu consumo de espinacas y ruibarbo (dificultan su absorción), aumenta tu consumo de pescado y huevo (favorecen su absorción), y date más baños de sol, ya que los rayos solares contribuyen a la síntesis de la vitamina D que favorece la absorción de calcio.
Muy bueno el artículo, me gustaría destacar que no es lo mismo la alergia que la intolerancia alimentaria, ya que muchas veces se confunde el término. Saludos!