Todos nosotros hemos sufrido de ansiedad en algún momento de nuestras vidas y sabemos lo que es, esa sensación de impaciencia obsesiva y nerviosismo que podemos sentir ante la expectativa de un momento en especial o frente al temor de perder un bien preciado.
Para dar una explicación acerca de cómo combatir la ansiedad primero tenemos que decir que los orígenes de la ansiedad pueden ser fisiológicos; como reacción a un determinado medicamento, por abuso de sustancias, desordenes de las glándulas, hipoglucemia y enfermedades cardiovasculares. Psicológicos; por algún trauma subconsciente o de la infancia. O puede tener un origen genético, si los padres son propensos a la angustia.
La buena noticia es que la ansiedad se puede revertir, en muchas ocasiones sin tener la necesidad de acudir a los psicofármacos sino a partir de una serie de estrategias muy sencillas.
1. Tómate tu tiempo para emprender las tareas cotidianas. Muchas de las personas ansiosas se mueven continuamente de un lugar a otro, comen sin sentarse a la mesa, hacen dos o tres cosas a la misma vez. El problema de asumir el día con este estilo apresurado estriba en que nuestro cerebro se está retroalimentando constantemente de las señales que le envía nuestro cuerpo; de esta forma, la agitación psicomotora a la cual nos sometemos, le indica al cerebro que estamos apresurados y ansiosos, lo cual hace que el mismo responda aumentando los niveles de ansiedad. Cuando enfrentamos el día con ansiedad y prisas, estamos creando un círculo vicioso que genera más ansiedad. Por ello el primer paso para combatir la ansiedad se centra en disminuir nuestro ritmo cotidiano.
2. Controla los movimientos repetitivos propios de la ansiedad. Cuando nos sentimos ansiosos tendemos a jugar nerviosamente con los objetos que están a nuestro alrededor, movemos incesantemente el pie, caminamos de un lado al otro… Estas conductas son percibidas por nuestro cerebro y sólo contribuyen a aumentar la ansiedad. Por ello, es importante estar atentos a la aparición de las mismas y aprender a controlarlas de manera consciente. De esta forma me atrevería a decir que se puede reducir la ansiedad en un 20%.
3. No dejes tareas pendientes. Una de las cosas que aumenta nuestro estado de ansiedad es saber que tenemos tareas pendientes. En muchas ocasiones simplemente postergamos las tareas porque no tenemos ganas de enfrentarlas pero al final resulta que éstas se van acumulando y se convierten en una fuente innecesaria de tensión. Cuando enfrentas las tareas en la misma medida en que éstas se te van presentando, estaremos eliminando de nuestra vida una fuente ansiógena.
4. Aprende a decir “no”. En muchas ocasiones la ansiedad aparece porque no sabemos decir “no” y terminamos llenándonos de tareas que no nos permiten disfrutar ni siquiera de una hora libre al día. La persona con tendencia a la ansiedad debe aprender a jerarquizar, determinar cuáles son las tareas más importantes y cuáles, definitivamente, no merecen la pena el esfuerzo. Debemos recordar que las relaciones interpersonales y ayudar a los amigos es importante de la misma forma que es ideal ser un trabajador eficiente, pero para lograr esto necesitamos de la salud psicológica.
5. Reserva una hora diaria para dedicarla a las actividades que más te gusten. Con mucha frecuencia las personas ansiosas no se dedican tiempo a sí mismas y esto les genera cierta frustración ya que la inmensa mayoría de las actividades cotidianas que realizan no son de su agrado. Cuando realizamos una tarea que realmente nos gusta nuestro cerebro libera sustancias que no sólo nos hacen sentir bien sino que también nos relajan.
6. Cambia tu forma de pensar. En muchas ocasiones la persona ansiosa también es muy rígida en sus ideas, es perfeccionista y se preocupa demasiado por los acontecimientos venideros. Lo cierto es que usualmente la preocupación por lo que vendrá genera una gran cantidad de ansiedad y desasosiego, temores que finalmente no tienen ningún fundamento. Para controlar la ansiedad no basta con regular los movimientos del cuerpo o con emprender las tareas de una forma más pausada; es importante lograr un cambio interior donde aceptemos que la vida es cambiante y que podemos errar pero lo importante es el camino, no la meta.
7. Aprende técnicas de relajación o apúntate a ejercicios de Yoga o Tai Chi. En ciertas ocasiones las estrategias anteriormente descritas no bastan para combatir la ansiedad porque ésta se ha instaurado muy profundamente en nuestra personalidad, entonces podemos conjugarlas con la práctica de ejercicios físicos como el Yoga o el Tai Chi, que benefician a nuestro organismo y a la misma vez nos permiten reencontrar la paz interior o por técnicas como la relajación muscular progresiva o la respiración diafragmática.
Síntomas a tener en cuenta acerca de cómo combatir la ansiedad
La ansiedad y el sistema nervioso van de la mano, por lo tanto, las problemáticas ocasionadas por la ansiedad repercuten en el sistema nervioso de manera tal que puede surgir algunas complicaciones de mayor dificultad. Algunos de los síntomas más comunes son tensiones, tan en el hombro como en el cuello y la espalda. Además, problemáticas al momento de respirar y visión borrosa. Presión en el pecho, taquicardia, son otros síntomas relacionados con la ansiedad. Por otro lado, algunas personas con ansiedad pueden sentir nudos en el estomago, sudar constantemente, sentir hormigueo en la manos, ser inestables y tener las piernas entumecidas.
Muchas personas recurren a distintos hábitos que parecen disminuir la ansiedad pero no hacen más que agravarla. Estos hábitos, tales como el consumo de alcohol o el cigarrillo, producen un efecto perjudicial largo plazo. En el instante que la persona consume alcohol o fuma un cigarrillo, es cierto que la ansiedad disminuye, pero es algo momentáneo, que dura apenas unos minutos y que luego de terminado el efecto, únicamente contribuyen a aumentar la ansiedad y los nervios. Por otro lado, muchas personas recurren a evitar todo tipo de situaciones que producen ansiedad. Esto es saludable cuando lo que se hace es cambiar completamente el ritmo de vida. Pero si la persona solo evita las situaciones por un momento determinado, puede perder la costumbre de lidiar con ciertas actividades y en un futuro no tan lejano esto puede ser mucho más grave.
La persona que tiene ansiedad sobredimensiona sus problemas, esto es algo muy común, la preocupación exagerada que hace que siempre se espere lo peor de las situaciones.
Es frecuente relacionar los problemas con malas condiciones físicas, crearse enfermedades que no se tienen. La persona ansiosa supone que va a reaccionar de manera nerviosa, esto produce que efectivamente el nerviosismo aparezca y con mayor fuerza que en una persona que no padece de ansiedad. Se genera un círculo vicioso del cual es difícil salir, pero para nada imposible.
Hay muchos factores que causan la ansiedad, as personas se ven afectadas por diversos elementos que hacen aparecer características nerviosas.
La acumulación de pequeñas situaciones es un detonante de ansiedad, por eso es importante ir resolviendo los problemas a medida que van apareciendo. Además, muchas veces las personas son ansiosas debido a una situación que no pueden controlar, una situación que aparece como desagradable e inesperada. La ansiedad también puede surgir debido a la tendencia de la persona de reaccionar de manera exagerada frente a situaciones que no ameritan semejante reacción