Comer fuera de casa y perder peso

Jesus L. Rodriguez

cómo hacer dieta comiendo fuera de casa, aunque sea una situación muy tentadora para excederte en las comidas.  No es fácil, es verdad, pero tampoco es imposible. Debes tener en claro que puedes disfrutar de la salida con tus amigos o familiares sin remordimiento ni culpa.

Tips para tener presente la premisa “Adelgazar saliendo a comer afuera”.

  • Si la situación lo permite, participa de la elección del restaurante.
  • Trata de hacer una reserva. El momento de la espera para conseguir una mesa suele ser un momento donde la ansiedad juega en contra. Si la ansiedad sobreviene ten a mano un caramelo ácido que te ayudará a calmarla. Recuerda chuparlo, no morderlo.
  • Ve pensando de antemano que comida pedirás, de esa forma, irás tomando conciencia de que vas a comer.
  • Haz tu pedido enseguida para no dejarte influenciar por tus acompañantes.
  • Si sabes que las porciones son abundantes, debes pedirle que te traigan media porción, o una porción para compartir.
  • Un momento crítico es la espera de la comida, generalmente hay pan y manteca en la mesa. Habla con tus amigos y pide que lo retiren. Ellos también pueden ayudarte y acompañarte a hacer la dieta.
  • Mientras esperas toma abundante agua, esta te ayudará a disminuir tu apetito.
  • Además del agua, si lo deseas puedes compartir una copa de vino tinto con tus amigos. Sólo una.
  • Come despacio, saborea la comida.
  • Relájate y disfruta.

En los restaurantes, cuando pidas un menú, opta siempre por ser vigilante de lo que comes y para los primeros platos pide siempre: ensaladas, vichysoisse, verduras a la plancha, gazpachos, etc. y en los segundos decántate por carnes y pescados a la plancha o al horno. Son comidas cocinadas con muy poca grasa.
Huye de las guarniciones, sobre todo de las patatas fritas. Suelen ser platos con alto poder calórico. De la guarnición depende muchas veces que un plato sea alto, o bajo en calorías y si tu objetivo es perder peso, te recomendamos que te olvides de las patatas (en el formato que sean, sobre todo fritas), las ensaladillas rusas, o cualquier fritura, mientras que puedes abusar de las ensaladas, verduras crudas o a la plancha o brasa o el arroz blanco.
Los postres los puedes dejar, o cambiar por una infusión, un zumo de naranja natural, o un té. Las natillas las dejas para que se las coma el cocinero.
No olvides el peligro que tienen las salsas. Ni rosa, ni tártara, ni all·i·oli… casi todas las salsas están hechas a base de mayonesas o nata y las calorías son su atributo más valioso. Cambia las salsas por un buen aceite de oliva, pero en poca cantidad, limón y sal (sin abusar de ella).
La cervecita para cuando hayas adelgazado, de momento, ni alcohol, ni bebidas carbonatadas. El agua clara es tu mejor aliada. Tiene cero calorías y si tienes la sana costumbre de beberte un par de vasos antes de las comidas, se te quitará el hambre y comerás con menos ansia.
No comas pan y si lo haces, come pan integral.
No pises los fast food mientras estés a dieta, aunque puedas pedirte ensaladas. Son una tentación.
Todos estos consejos pueden ayudarte, pero recuerda que eres tú quién decide.

Hay una opción muy inteligente para todos los días o para alternar. Se come de forma inteligente, sana y a la vez se adelgaza. Es un sistema muy implantado en Alemania y ahora se está implantando en todos los países como una alternativa al problema de comer fuera de casa y comer mal.

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