Realmente las mujeres necesitamos más hierro que los hombres por razones tan elementales como las que te vamos a contar a continuación.
Las mujeres que se encuentran en edad fértil necesitan más hierro de lo normal, lo que ha llevado a que una de cada dos mujeres pueda sufrir anemia sin tan si quiera ser consciente de ello ya que no asocian los síntomas con el hierro.
Por ejemplo, hay molestias cotidianas como la falta de energía, piel pálida, la caída del cabello o que éste se convierta en seco y sin brillo, las uñas quebradizas, hipersensibilidad… Estos se relacionan directamente con la falta de hierro pero las mujeres no solemos unir pensando en que son síntomas relacionados, sino que buscamos soluciones para cada uno de ellos por separado.
Durante el embarazo, el parto e incluso el período de lactancia se pierde entre 600 y los 1000 mg de hierro, lo que equivale a la cantidad total de las reservas de hierro que se encuentran presentes en el organismo femenino. En anteriores artículos os hablábamos de las razones por las que dar el pecho y si lo relacionamos con el hierro ¿Sabías que los bebés sólo son capaces de aprovechar el 50% del hierro que contiene leche materna mientras que se reduce a un 20% si es de leche de vaca?
Desde la primera menstruación que suele darse sobre los 12 años, los niveles de hierro suelen descender por lo que es necesario recuperarlo.
Las mujeres adultas necesitan aumentar la ingesta de hierro una vez que comienza la menstruación. La menstruación significa una pérdida de sangre cada mes, lo que puede afectar contenido total de hierro del cuerpo. Las mujeres deben compensar mediante el aumento de la ingesta de hierro. Después de los 50 años, o una vez que comienza la menopausia, las mujeres pueden reducir el consumo de hierro a la misma que la de un hombre.
El problema comienza cuando nuestra alimentación es deficitaria, los expertos recomiendan que se ingiera diariamente una cantidad de hierro que varía según la edad entre 12 y 18 mg para niños en edad escolar, jóvenes y adultos, de 30 mg para embarazadas y de 25 mg para madres en período de lactancia. Si con la alimentación no llegamos a consumir esas cantidades ya sea con verduras, legumbres y carne roja, es importante que se tengan en cuenta complementos alimenticios de hierro como Floradix que puedes encontrarlo en jarabe o comprimidos.
La carencia de hierro durante la gestación es muy común entre las futuras madres, tanto que su ausencia se conoce como anemia gravídica. El aumento del volumen de sangre de la embarazada y de las necesidades de hierro se hallan detrás de las causas de esta dolencia, que aunque no es grave para el feto, sí puede provocar parto prematuro y bebés de bajo peso al nacer, además de cansancio y somnolencia a la madre mientras la sufre.
Durante el posparto es fundamental reponer la sangre perdida durante el alumbramiento y asegurarle al bebé una buena reserva de hierro. Este mineral también ayudará a reponerse, a prevenir infecciones y favorecer que las células del bebé consigan suficiente oxígeno para impulsar el crecimiento.
En la lactancia, aunque las pérdidas del mineral por la leche son menores que en la menstruación, conviene mantener los suplementos de éste, en especial en las mujeres que hayan padecido anemia o hemorragias importantes.
Cantidades recomendadas
En general, las mujeres tienen reservas más reducidas de hierro que los hombres y tienen más pérdida a través de la menstruación, lo que las sitúa en mayor riesgo de padecer anemia que ellos. Las necesidades diarias de hierro son del orden de los 8 a 11 mg al día en un adulto varón, mientras que una mujer fértil requerirá entre 18 y 20 mg diarios; la cantidad recomendada se duplica durante el embarazo y la lactancia pasando a ser entre 25 y 30 mg por día.
Si la cantidad de hierro en el cuerpo está por debajo de los niveles requeridos, puede producirse anemia y acompañada de síntomas como sensación de cansancio y debilidad, reducción de la temperatura corporal, insomnio, etc.