Dieta para prevenir el cáncer. Una alimentación sana y la práctica regular de ejercicio son fundamentales para prevenir cualquier tipo de neoplasia. Es importante señalar que el sobrepeso está relacionado con algunos tipos de cáncer, como el de mama, riñón y endometrio y la carencia de ejercicio físico, puede dar lugar a padecer cáncer de mama y de colon.
Debido a un cierto tipo de aminoácido, el consumo de proteína animal puede dar lugar a enfermedades cancerígenas y el consumo de grasas saturadas, se relaciona con el cáncer de mama, pulmón, próstata y colon.
Para obtener energía y nutrientes de calidad, son aconsejables los carbohidratos complejos, además la alimentación debe de ser rica en fibra soluble e insoluble, indicada para prevenir el cancer de colon.
Se recomienda una alimentación ecológica, optando por la dieta vegetariana o semivegetariana, y es muy recomendable realizar dieta cruda durante quince días, a principios de cada estación, al menos dos veces al año.
Evitar el sobrepeso, así como excluir de la dieta o tomar con moderación proteínas animales, grasas saturadas, cereales refinados, sal, azúcar y fritos y optar por proteínas vegetales como el tofu el seitán o las legumbres + cereales integrales.
Optar por una dieta muy rica en verduras y frutas, consumiendo a diario zumos naturales y evitar los ahumados y salazones.
1) Comer pocas grasas. En el último congreso de la Sociedad Europea de Oncología se presentó una investigación que mostró que, en sólo un año, más de 124.000 personas desarrollaron la enfermedad en ese continente por tener kilos de más. Y una de las causas del sobrepeso es el consumo excesivo de grasas. “La obesidad genera desórdenes metabólicos relacionados con hormonas que participan en el desarrollo de varios tipos de cáncer, como el de estómago, esófago y mama”, dice José Lastiri, oncólogo del Hospital Italiano y secretario de la Asociación Argentina de Oncología Clínica. Por eso, una alimentación saludable es clave.
2) Reducir el consumo de azúcar. Los azúcares refinados no están directamente relacionados con el riesgo de cáncer, pero sí con la obesidad. “Además, funcionan como el ‘combustible’ en el proceso de crecimiento de las células tumorales”, sintetiza el ginecólogo y patólogo Horacio Limongelli, coordinador del Programa Educacional sobre el Cáncer, formado por un grupo de médicos que dan charlas sobre prevención a la comunidad. La recomendación es preferir los azúcares naturales (como los de las frutas), limitar las bebidas gaseosas y comer postres o dulces sólo un par de veces por semana, y en porciones pequeñas.
3) No excederse con las carnes rojas. De nuevo, no tiene un riesgo en sí misma, pero si se consume mucha, con grasa y demasiado cocida, no es saludable. Cuando se comen carnes rojas, hay que elegir cortes magros y eliminar la grasa visible. “La dieta de los argentinos tiene mucha carne roja. Hay que incorporar más pescado, que es rico en ácidos grasos omega 3 y 9”, sugiere Limongelli. Marcela Leal, directora de la carrera de Nutrición de la Universidad Maimónides, indica que lo recomendado es consumir tres veces por semana pescado, dos veces por semana y sólo una carne vacuna, en lo posible al horno o hervido.
4) El método de cocción. Cuando los alimentos se cocinan a temperaturas altas sobre una llama abierta, como el asado al carbón o a la parrilla, se modifican las moléculas de la carne y se generan así hidrocarburos aromáticos que son cancerogénicos. Lastiri aclara que esto no significa que esté prohibido comerse un asadito: hay que optar por la moderación y evitar sobrecocer las carnes y que se forme esa “costra” crocante que es nociva.
5) Fiambres y ahumados. A estos alimentos procesados, para su elaboración y conservación se les suelen agregar nitritos y nitratos (que son nocivos) y tienen también un “efecto engordativo”. Los ahumados son riesgosos por su método de cocción. “Su consumo debe ser ocasional, en reuniones o situaciones esporádicas”, indica Leal.
6) Alcohol. Según la Asociación Americana de Oncología Clínica (ASCO), el alcohol eleva el riesgo de cáncer bucal, de laringue, de esófago, pecho, mama, colón e hígado. Si bien no se sabe exactamente por qué, los científicos creen que se debe a la exposición a químicos que se producen cuando el alcohol se metaboliza en el cuerpo. La ASCO recomienda limitar el consumo a una bebida alcohólica por día para las , y a dos para los hombres. Las medidas que da como indicación son 355 cm3 de cerveza, 150 cm3 de vino o 45cm3 de licor.
7) Frutas y verduras. “Es la principal estrategia dietética para reducir el riesgo de cáncer”, afirma Leal. María Victoria Cáceres, jefa de Nutrición de la Clínica Olivos, explica que “en el cuerpo tenemos millones de moléculas de oxígeno. A las que se vuelven inestables y peligrosas se las denomina radicales libres, y llegan a atacar sus cromosomas. Cuando esto ocurre, las células pueden empezar a multiplicarse en forma descontrolada y es así como se inicia el cáncer. Las plantas tienen capacidad de producir compuestos moleculares que actúan como escudos para protegerlas de estas moléculas salvajes del oxígeno: son los antioxidantes”. Algunos de los más conocidos son el beta-caroteno (está en la zanahoria) y el licopeno (en el tomate). Además, las plantas contienen fitoquímicos, otras sustancias que son protectoras. Las crucíferas (el brócoli y el coliflor) y las de la familia allium (ajo y cebolla) tienen compuestos que generan distintos beneficios en el organismo con un mismo resultado, reducir el riesgo de cáncer. Todos los especialistas coinciden: hay que incorporarlos a la dieta, cinco porciones por día de frutas y verduras, de distintos colores.
8) Fibras. “Su alto consumo disminuye el riesgo de cáncer colorrectal, porque reduce la cantidad de tiempo que los desechos –que a menudo tienen sustancias cancerígenas– viajan a través del colon”, señala Cáceres. También se observó que los alimentos ricos en fibra reducen los niveles de estrógeno y de testosterona, con efectos protectores de los cánceres de mama y colon. Se pueden incluir en la dieta en frutas, verduras, cereales integrales y legumbres.
9) Lácteos. “No hay que suspenderlos”, dice Lastiri. “Sus nutrientes, como el calcio y la vitamina D, son efectivos contra el cáncer colorrectal”, agrega Leal. Lo que sí se recomienda es que sean descremados, para evitar adicionar grasas a la dieta.
10) Suplementos vitamínicos. Lastiri afirma que su aporte no es significativo. El especialista insiste en un consejo que puede ser la síntesis de todas las recomendaciones: “No es necesario convertirse en un vegetariano estricto sino, como en todo, evitar los excesos. Hay que cambiar los hábitos y seguir una dieta balanceada”.