5 trastornos alimenticios del siglo XXI

Jesus L. Rodriguez

Hasta hace algunos años los trastornos alimentarios más frecuentes que por lo general se diagnosticaban era anorexia y bulimia. Sin embargo, este nuevo siglo nos a recibido con patologías nuevas, algunas un poco curiosas y hasta extravagantes, pero todas con un denominador común, son nocivas para la salud. Hacemos un repaso de cinco de ellas.

Drunkorexia. Este tipo de trastorno incluye a aquellas personas que saben que el alcohol impide el uso de las grasas por parte del organismo, por lo cual limitan su ingesta calórica con el objetivo de poder beber más alcohol . De esta forma, al no poder utilizar esas grasas directamente no las almacenan. Esto constituye un grave error, ya que las calorías del alcohol son vacías, no le sirven de mucho al organismo. Además, no debemos olvidar que nuestro cuerpo también necesita de minerales, vitaminas y nutrientes para funcionar correctamente.

Comedor nocturno. Hace unos días hablamos sobe este problema. Estas personas no pueden dormir por la noche debido a nerviosismo o ansiedad por lo que se levantan a comer, ya que es lo único que los calma. Sin embargo, con esto solamente agravan el problema de la obesidad y crean más ansiedad.

Ortorexia. Esta es una preocupación excesiva por comer sano. La persona tiene una obsesión por contar las calorías, conocer las cantidades de hidratos y grasas que consume y opta por consumir solo productos orgánicos, no manipulados por el hombre. El problema es que la persona acaba desnutrida, ya que no consume las suficientes calorías y nutrientes que su cuerpo necesita.

Permarexia. Este incluye a aquellas personas que están siempre a dieta, y hacen todas aquellas dietas que famosas hacen que aparecen en revistas. Puede decirse que son adictas a las dietas, por lo general son personas que buscan prestigio y reconocimiento social.

Comedor selectivo. Estas personas restringen los grupos alimenticios que consumen, ya sea por manía o capricho, limitando de esta forma los nutrientes que reciben, lo cual se traduce a problemas muy graves.

Estos son algunos de los trastornos con los que el siglo XXI nos recibió, los mismos son un problema grave que cada vez se cobra más vida. Una vez más resaltamos la importancia de una buena alimentación para mantenernos saludables, evitando todo tipo de excesos.

La mala alimentación, sumada a los trastornos psicológicos y/o psíquicos derivados, puede ser la causa de diversas enfermedades

Se considera que una persona sufre trastornos de la conducta alimentaria, cuando tiene una excesiva preocupación por su peso y la comida. Los más frecuentes son anorexia nerviosa y bulimia nerviosa, entre otros. Los trastornos alimentarios no suceden por falta de voluntad o por mal comportamiento, son enfermedades reales que se pueden recuperar y prevenir. Si no son tratados a tiempo pueden causar serios problemas de salud.

A quiénes afectan: Afectan principalmente a los adolescentes y con mayor frecuencia a las mujeres. Aunque en la actualidad se ha convertido en un problema generalizado, que se presenta desde la niñez sin distinción de sexo. Solo se necesita observar dentro de las instituciones educativas para visualizar el grado del problema en nuestros niños.

Por qué se producen: Es un fenómeno social que empieza en casa,también se puede decir que la alimentación es muy importante en nuestro desarrollo debido a la información y costumbres adquiridas que los hijos aprenden de los padres, y por otro lado la desintegración familiar, la escasa comunicación, que día a día se hace menos presente en los hogares, en resumen los nuevos jóvenes no sienten un apoyo buscan satisfacer sus necesidades de diversas maneras.

Diversos factores favorecen su desarrollo:

  • Baja autoestima.
  • La dificultad para resolver determinados problemas personales o laborales.
  • Dificultades en las relaciones familiares.
  • La influencia ejercida por modelos o roles muy delgados que aparecen en los medios de comunicación.
  • Problemas tiroidales (genéricos)
  • Enfermedades ocasionadas por uso de fertilizantes
  1. Ley de la cantidad: La cantidad de alimentos debe ser suficiente para cubrir las necesidades calóricas del organismo. Los alimentos que proveen fundamentalmente calorías (energía) son los hidratos de carbono y las grasas. La cantidad de calorías deberá ser suficiente como para proporcionar calor para mantener la temperatura corporal, la energía de la contracción muscular y el balance nutritivo. Desde el punto de vista calórico, una dieta puede ser: suficiente, insuficiente, generosa o excesiva. De acuerdo a esta ley, los regímenes adelgazantes se consideran “insuficientes”, ya que permiten un descenso de peso a expensas de un contenido calórico reducido. El requerimiento calórico para cada persona en particular deberá ser determinado por un profesional en nutrición, considerando edad, sexo, contextura, actividad, situaciones especiales: diabetes, obesidad, desnutrición, etc.
  2. Ley de la calidad: Toda dieta deberá ser completa en su composición, asegurando el correcto funcionamiento de órganos y sistemas. En todo régimen deberán estar presentes: hidratos de carbono, proteínas, grasas, vitaminas, minerales y agua. De acuerdo a esta ley, los regímenes se clasifican en completos (variados) e incompletos.
  3. Ley de la armonía: Las cantidades de los diversos principios que componen la alimentación deberán guardar una relación de proporción entre ellos, de manera tal que cada uno aporte una parte del valor calórico total. Se recomienda que toda dieta normal contenga: – proteínas: 12 a 15% del valor calórico total – grasas: 30 a 35% del valor calórico total – carbohidratos: 50 a 60% del valor calórico total.
  4. Ley de la adecuación: Toda dieta deberá ser la apropiada para cada individuo en particular, considerando: edad, sexo, actividad, estado de salud, hábitos culturales y economía. Ello implica una correcta elección de los alimentos, así como una correcta preparación.
Todos estos consejos son solo orientativos y los pacientes con problemas de nutricion deben consultar a un nutricionista o dietista titulado para recibir las indicaciones dietéticas más adecuadas en cada caso. No inicie ninguna dieta no convencional sin consultar previamente con un profesional de la salud.

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