Hoy vamos a hablar sobre una hormona que si bien probablemente no conozcamos por nombre, estamos muy familiarizada con ella. Se trata del cortisol, la hormona del estrés. Nuestro cuerpo es muy complejo y tiene muchos sistemas de defensa contra los diferentes estímulos. En el caso del estrés, cuando lo sentimos, nuestro organismo reacciona segregando esta hormona, la cual hace que el cuerpo produzca energía par manejarlo.
¿Qué es el cortisol y cómo funciona?
El cortisol se conoce popularmente como la hormona del estrés y nos puede producer obesidad troncular, ya que redistribuye la grasa, hace que tengamos más grasa en la zona abdominal y menos en los brazos y las piernas.
El cortisol (hidrocortisona) es una hormona hormona esteroidea, o glucocorticoide, producida por la glándula suprarrenal que se libera como respuesta al estrés y a un nivel bajo de glucocorticoides en la sangre.
Es decir, la misión del cortisol es ayudarnos a sobrevivir en situaciones de estrés, cuando nos forzamos demasiado aumentamos el estrés diario en nuestro cuerpo, y eso provoca un estado de liberación de cortisol crónica.
Este estado de liberación de cortisol puede hacer que almacenemos el exceso de grasa como un instinto de supervivencia. Aunque suena bastante grave, por lo general es sólo un problema grave en las personas con malos hábitos de estilo de vida.
El problema radica en que, si los niveles de esta hormona se mantienen muy altos durante meses o años, pueden llegar a producir daños en nuestro organismo. Lo que hacen es comprometer nuestro sistema inmunológico, la fertilidad y los huesos, incluso puede llegar a sufrirse pérdida de la memoria y diabetes de ciertos tipos.
Síntomas de niveles elevados de cortisol
Cambios del comportamiento
- Falta de sentido del humor.
- Irritabilidad constante.
- Sentimientos de ira.
- Ganas de llorar.
Síntomas físicos
- Cansancio permanente aunque no hagamos nada.
- Dolores de cabeza.
- Palpitaciones.
- Hipertensión.
- Falta de apetito o gula desmesurada.
- Problemas digestivos.
- Orina frecuente, diarrea o estreñimiento.
- Dolores o calambres musculares.
- Infertilidad e interrupción de la menstruación.
- Perdida de memoria debido a que los niveles altos de cortisol daña la conexión entre células cerebrales.
- Disminución de las defensas.
Por otro lado, si bien esta hormona nos ayuda a liberar a nuestro cuerpo del estrés, en caso de que produzcamos mucha por mucho tiempo, puede hacer que se acumule grasa alrededor de los órganos, propiciando la condición de sobrepeso. La cantidad de grasa que se acumule estará determinada también por otros elementos, como son el estilo de vida, la edad, beber, fumar y la falta de ejercicio.
En el caso de las mujeres, las grasas se acumulan en el abdomen, las caderas, los muslos y la cintura; y en los hombres, casi siempre en el abdomen. Sin embargo, esto puede evitarse si llevamos un estilo de vida saludable, dormimos lo suficiente, hacemos ejercicio físico y practicamos la relajación. Estos elementos reducen los niveles de cortisol que nuestro cuerpo produce, ayudándonos a evitar los efectos secundarios.
Consejos para controlar el cortisol
Aunque hoy día resulta un tanto complicado controlar el cortisol, hay varias pautas que nos ayudaran a mantener los niveles adecuados.
- Dieta: debemos suministrar al organismo todos los nutrientes necesarios para prevenir cualquier deficiencia, proteínas de alta calidad, ácidos grasos esenciales, carbohidratos complejos, vitaminas y minerales. Ya que una disminución en la ingesta calórica es un aumento de los niveles de cortisol.
- Es aconsejable tomar alimentos: como los huevos, leche, cereales integrales que son ricos en triptófano, un aminoácido que estimula la producción de serotonina, la hormona del bienestar.
- Evitar: el consumo de bebidas excitantes café, colas y alcohol. También debemos eliminar los edulcorantes artificiales, sobre todo aspartamo que estimula en exceso el funcionamiento de las glándulas suprarrenales.
- Dormir bien: es muy importante dormir ocho horas por la noche para que nuestro organismo ponga en marcha el mecanismo renovación y recuperación celular.
- Relajación: practicar con regularidad yoga, tai-chi, ejercicios de relajación, meditación, técnicas de respiración para contrarrestar los periodos de tensión.