Mito: Los retortijones de hambre son inevitables si se quiere bajar de peso. No es cierto. Existen alimentos ricos en carbohidratos, especialmente copos de avena y pasta, capaces de mantener la sensación de saciedad casi hasta la siguiente comida.
Mito: El azúcar engorda por sí sola. No es cierto. El azúcar no es más fácil de convertir en grasa que cualquier otro carbohidrato. Es el total de energía (calorías) en vez del azúcar en los alimentos de alto contenido energético, lo que puede contribuir a nuevas tiendas de la grasa corporal.
Mito: los almidones son los mejores para el rendimiento deportivo óptimo. No es cierto. En muchos casos, los alimentos con almidón (por ejemplo, patatas) son demasiado voluminosos para comer en grandes cantidades y son incómodos para los deportistas activos.
Mito: Los alimentos ricos en grasas dan mayor sensación de saciedad. No es cierto. Estudios recientes muestran que los alimentos altos en grasa no necesariamente proporcionan saciedad.
“El pan engorda”
El pan es un alimento del grupo de los farináceos (cereales, pasta, arroz,…) y es rico en azúcares complejos, siendo el nutriente que necesitamos en mayor proporción. El pan ha de formar parte de nuestra alimentación diaria y lo que hace aumentar las calorías es, muchas veces, con lo que lo acompañamos (salsa, mantequilla, embutido,…). Engorda consumir a lo largo del día más energía de la que gastamos, no un alimento en concreto.
“Los productos integrales adelgazan”
Los cereales integrales se diferencian de los refinados en que tienen un mayor contenido de fibra y minerales, pero su contenido energético es el mismo. Es decir, contienen las mismas calorías. La fibra posee un poder saciante y puede ayudar en el control del peso porque evita comer más cantidad de otros alimentos. También regula el tránsito intestinal y evita los picos glucémicos. Por ello, es recomendable el consumo de productos integrales pero no es recomendable el consumo de grandes cantidades de los mismos.
“Los suplementos vitamínicos son necesarios para cubrir las necesidades nutricionales”
Las vitaminas y minerales son micronutrientes, lo que significa que nuestro cuerpo los necesita en menor cantidad que los azúcares, las grasas o las proteínas, y si seguimos una alimentación variada y equilibrada vamos a cubrir los requerimientos diarios. Existe la falsa creencia de que hay épocas del año en que tomar suplementos vitamínicos refuerza las defensas, aunque si no existen deficiencias reales, administrar estos suplementos puede tener consecuencias negativas para la salud, incluyendo la aparición de nuevas enfermedades. Así, sólo se recomienda su consumo bajo prescripción médica.
“Beber agua durante la comida engorda”
El agua es un alimento que no aporta calorías, por lo tanto no engorda, ya se tome antes, durante o después de comer. Es necesaria para vivir ya que hidrata nuestro cuerpo, transporta ciertos nutrientes y es el medio donde se realizan las reacciones químicas de nuestro metabolismo diario.
“Tomar la fruta como postre engorda”
La fruta aporta las mismas calorías antes, durante o después de comer. La fruta es un alimento rico en fibra y, por este motivo, en el control del peso se recomienda incluso consumirla antes, ya que su poder saciante evita consumir mayor cantidad de otros alimentos. En definitiva, el aporte energético no interfiere en el orden en que se ingieren los alimentos sino en los alimentos que se eligen y su cantidad.
“Los frutos secos engordan”
Tampoco engordan los frutos secos por sí mismos. Y tienen efecto saciante que pueden ayudar a controlar el peso. Pero si se consumen en grandes cantidades y como suplementos de nuestra alimentación, nos harán ganar peso.