Uno de los elementos más importantes a la hora de ejercitar es controlar correctamente la respiración, un elemento que muchas veces no tenemos en cuenta. Por eso, hoy queremos ver algunos puntos sobre la respiración, de forma que no cometas errores y puedas realizar el ejercicio correctamente, ¡presta mucha atención!
Debemos tener en cuenta que las prácticas deportivas demandan más oxígeno de nosotros, por eso debemos tener en cuenta el diafragma, los intercostales y la pared abdominal, que entrarán en acción. Para que nuestra capacidad toráxica aumente debemos mantener la pared abdominal contraída durante todo el ejercicio.
Además, es importante que respiremos de forma correcta, inspirar el aire por la nariz en lugar de por la boca, ya que de este modo lo filtraremos y conseguiremos que se caliente y esté a la temperatura del cuerpo. Cuando la actividad se vuelve de alta intensidad es necesario obtener una mayor cantidad de aire, por lo que podemos emplear la boca.
Conocer nuestra respiración
Es fundamental antes de nada conocer nuestra respiración y ser conscientes de ella. Nunca debemos dejar que sea un acto mecánico cuando estamos practicando ejercicio aeróbico. Es cierto que el resto del tiempo no reparamos en la respiración, pero cuando estamos practicando este tipo de actividad es fundamental que sepamos controlarla, pues de este modo controlaremos también la consecución de la energía y no desaprovecharemos el oxígeno que el cuerpo necesita en estas actividades.
Sabiendo como respiramos seremos capaces de controlar la respiración a la hora de hacer ejercicio. Ser conscientes de la respiración y saber guiarla es el primer paso que debemos aprender a dar a la hora de practicar ejercicio aeróbico. Una vez conseguido esto lo que haremos será establecer una serie de parámetros que nos permitan aprovechar al máximo el oxígeno que entra en nuestro organismo para conseguir así la mayor cantidad de energía.
Metodología a seguir
Una de las mejores maneras de aprovechar al máximo el oxígeno que entra en nuestro organismo es mediante el control que lo haremos de la siguiente manera. A la hora de inspirar el aire lo que haremos será hacerlo de manera rápida e intentando llenar los pulmones al máximo. Una vez lo hayamos hecho expulsaremos el dióxido de carbono en dos veces, de manera lenta y controlada. Esto nos ayudará a optimizar al máximo todo el aire que entra en nuestro organismo.
Consejos para mejorar la respiración
Es cierto que muchas veces las vías respiratorias no están en su mejor momento, lo que impedirá que la respiración se realice de la manera adecuada cuando salgamos a practicar ejercicio aeróbico. Por ello es necesario que si esto nos sucede tomemos cartas en el asunto y echemos mano de remedios como baños de vapor de eucalipto para despejar las fosas nasales y permitir que entre el aire, pues las inspiraciones deben hacerse siempre por la nariz.
Otra solución a la que recurren muchos deportistas es al uso de tiritas que podemos encontrar en farmacias y que tienen una función concreta que es la de despejar las fosas nasales y evitar la acumulación de mucosidad en las mismas. Es importante por tanto que a la hora de salir a practicar ejercicio aeróbico tengamos en cuenta estos puntos para lograr una mayor optimización del aire que respiramos y lograr unos mejores resultados.
Te recomendamos que pruebes los diferentes tipos que te enseñamos aquí y así verás qué diferencias hay entre ellos.
1 Respiración abdominal: Túmbate sobre la espalda, cruza los brazos bajo la cabeza e inspira profunda y suavemente empujando el aire hacia el abdomen y sacando éste todo lo posible hacia afuera. Luego espira lentamente mientras presionas con el abdomen hacia dentro y envía el aire para arriba, hacia el diafragma. Para saber si lo estás haciendo bien, colócate encima del abdomen algo de peso (una guía telefónica, por ejemplo); si observas que mientras aspiras sube y mientras espiras baja, es que es lo haces de la manera correcta.
2 Respiración torácica: Colócate sentado de lado, con las dos piernas dobladas y las manos apoyadas en las rodillas. Levanta el brazo derecho al tiempo que inclinas el tronco hacia el lado derecho y estiras todo lo que puedas los músculos laterales; mientras lo haces, toma una inspiración suave y profunda enviando el aire hacia el tórax. Luego, a la vez que espiras, baja el brazo. Realiza el mismo ejercicio con el otro brazo.
3 Respiración intercostal: Siéntate sobre los talones, con las manos abiertas y apoyadas en el tórax. Inspira suave y profundamente hasta sentir el tórax lleno de aire. A continuación, inclínate lentamente hacia delante y presionando el tórax hacia dentro con las manos, para expulsar todo el aire que hay dentro.