La fórmula perfecta de adelgazamiento consiste en unir ambas: tanto la dieta cuanto las actividades físicas. Sin embargo, hay personas que prefieren restringir la alimentación que sudar la camisa, mientras hay otras que prefieren matarse en el gimnasio que perder el cocido de la abuela.
Según un estudio de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos, quien adopta una dieta equilibrada pierde más peso que los amantes de los ejercicios. La razón es sencilla, para eliminar 1 kilo de grasa corporal es necesario quemar aproximadamente 7 mil calorías, lo que puede ser logrado con 12-14 de entrenamiento intenso.
Lo ideal es controlar la alimentación y evitar ingerir en segundos un trozo de tarda de 500 calorías para después eliminar sus calorías en 40 minutos de spinning.
La reeducación alimentar gana esta disputa, pero bien sabemos que la pareja dieta y ejercicios es la forma más saludable de adelgazar. Mientras los alimentos atienden las necesidades energéticas y nutricionales del cuerpo, los ejercicios activan el metabolismo y favorecen la quema de calorías acumuladas en forma de grasas.
Además, los ejercicios físicos tonifican el cuerpo, dejando los músculos definidos y más firmes, eliminando las grasas localizadas. También ayuda a regular los niveles de glucemia, colesterol, triglicéridos, presión arterial y aumentar la sensación de bienestar.
Para perder 1 kilo por semana con dieta, es necesario cortar mil calorías del menú. Si optas por perder 1 kilo solo con ejercicios físicos, tendrás que adoptar un ejercicio capaz de hacerte perder mil calorías diarias. Si alias ambas las cosas, podrás comer un poco más y sudar un poco menos.
¿Cuál es la dieta que gana la batalla contra los ejercicios? La dieta equilibrada. Además de contar calorías, corta los carbohidratos refinados por integrales, de más espacio en tu plato para las proteínas magras y grasas buenas. Consuma más frutas, verduras, legumbres.
Las dietas restrictivas de emergencia retardan el metabolismo y son difíciles de mantener por demasiado tiempo.
Los riesgos de las dietas hipocalóricas
Las dietas excesivamente hipocalóricas pueden favorecer la aparición de una serie de trastornos relativos a la disminución del volumen de la sangre, que se vuelve más viscosa a causa de la deshidratación, problemas con la termorregulación, reducción de las reservas de glucógeno presentes en el hígado y en los músculos con la consiguiente reducción de la fuerza.
Una reducción drástica de carbohidratos en la dieta, por ejemplo, puede ser dañina, ya que puede llegar menos glucosa de la que necesita el organismo. Al tener que procurárselo de algún modo, se activarán aquellas vías metabólicas que extraen la glucosa de las proteínas musculares.
La actividad física justa
En lo relativo a la actividad física, hemos hablado ya de la importancia de combinar ejercicio aeróbico y ejercicios de fuerza.
Precisamente en el ejercicio aeróbico, es oportuno subrayar los riesgos que se pueden correr si se realizan demasiadas horas de actividad.
En condiciones de estrés, de hecho, puede suceder que el organismo aplique mecanismos de defensa, que suponen la reducción del metabolismo, el aumento de la retención de líquidos y el cansancio.
El principal causante de dichos «síntomas» es el cortisol, denominado hormona del estrés, que se pone en circulación cuando el organismo está excesivamente estresado y/o cansado.
La hormona del estrés, en caso de falta de nutrientes en circulación, actúa mediante el uso de proteínas musculares, reduciendo la masa muscular.
Además, el cortisol favorece el depósito de grasas, sobre todo a nivel abdominal, consecuencia del aumento excesivo de la glucosa en circulación.
Es necesario por tanto encontrar el compromiso justo entre la actividad física y el estrés al que se somete el propio cuerpo, para poder disfrutar de los beneficios de la actividad física, sin provocar los efectos contraproducentes ligados a la hormona del estrés.
Entrenarse en ayunas: ¿sí o no?
Otra costumbre extendida entre quienes quieren adelgazar es entrenarse en ayunas. Si, por una parte, puede ser una ventaja en términos de mayor gasto energético, por otra parte es arriesgado, ya que podría provocar un aumento excesivo de las reacciones catabólicas del organismo, es decir, aquellas reacciones que suponen la destrucción de los sustratos energéticos de los que se obtiene energía.
La duración recomendada de actividad aeróbica en ayunas es de aproximadamente 40 minutos; por encima de dicha duración, puede existir el riesgo de recurrir a proteínas como reserva energética, con el consiguiente catabolismo muscular.
El entrenamiento en ayunas requiere además una atención especial, porque puede hacer aumentar el riesgo de crisis de falta de azúcar, caracterizada por sudoración fría, sensación de desvanecimiento, palidez, mareos, temblor hasta el desvanecimiento real.
En caso de encontrarse en esta situación, puede resultar de ayuda tomar inmediatamente alimentos que contengan muchos azúcares, como chocolate, miel o bebidas azucaradas y, aún mejor, consumir una comida rica en carbohidratos.
Recuerda: es importante no tener prisa en alcanzar los resultados esperados. Hace falta paciencia, determinación, motivación y buena voluntad para llegar a alcanzar los fines propios protegiendo, al mismo tiempo, la salud.
me encantas todos estos concejos