Las olas de calor tan frecuentes en verano no sólo pueden producir en nuestro cuerpo reacciones peligrosas, sino que nuestra mente también puede verse afectada.
Nos encontramos en verano y comienzan a subir las temperaturas… y muchas personas comienzan a sentirse mal. ¿Realmente nos afecta el calor? ¿Rendimos menos? ¿Nos afecta a todos por igual?…
Casi todas las personas nos adaptamos bien a los cambios de temperatura, pero un exceso de calor puede afectarnos tanto física como psicológicamente. A nivel físico aparece cansancio y cambios en la presión arterial pudiendo en situaciones extremas llegar al conocido como golpe de calor, donde la temperatura corporal asciende por encima de los 40º y puede llevar a la muerte por un fallo multiorgánico al fracasar el sistema termorregulador.
El calor también nos afecta especialmente a nivel psicológico. Llega a presentar una serie de síntomas que son típicos de un cuadro de ansiedad: Así nos encontramos con irritación, agresividad, insimnio, inquietud, incomodidad y dificultades para concentrarse por lo que la persona puede ver sus capacidades disminuidas.
Si bien estos efectos psicológicos no son tan patentes cuando se pasa a la inversa, es decir, cuando se pasa de un calor extremo a una situación más templada, dado que en este caso lo que sentimos es relajación.
El calor tampoco afecta por igual a todas las personas. Es evidente que afecta de forma diferente a las personas mayores, a las enfermas o las que presentan alguna discapacidad, o a la infancia. Pero también pude influir de forma diferente en personas según su apreciación subjetiva.
La falta de sueño
El calor produce situaciones de estrés que se pueden ver aumentadas, aunque de forma indirecta, por la dificultad de dormir cuando esas temperaturas persisten durante la noche. La falta de sueño, provocada por el calor agobiante, nos irrita y puede afectar a nuestro comportamiento. A esto se suman el estrés y el cansancio acumulados cuando aún no hemos tomado vacaciones.
Por todo ello conviene refrescarse antes de irse a la cama, dándose una ducha fresca y acostándose con el pelo húmedo. También es aconsejable encender el aire acondicionado en el dormitorio media hora antes de irse a la cama y apagarlo al acostarse.
Y recuerda que si no puedes dormir en un plazo de 15 ó 20 minutos, lo mejor es levantarse, refrescarse y esperar en la zona más fresca de la casa leyendo hasta que nos entre el sueño.
Entre las medidas preventivas que tenemos que tener en cuenta cabe citar:
- evitar salir durante las horas más calurosas y si no es posible, procurar estar a la sombra, intentar refrescarse (usar un abanico, sombreros anchos, echarse agua, etc.)
- hidratarnos bebiendo líquidos,
- evitar la exposición directa al sol
- y sobre todo, no focalizar nuestra atención en el calor que sentimos, pues subjetivamente puede parecer que tenemos más calor del que hace si no hacemos más que pensar en ello. Hay que procurar distraerse y relajarse.