Actualmente, tenemos la posiblidad de comprar tomates en invierno, remolachas en verano y frutillas (fresas) todo el año. Sin embargo, una alimentación saludable debería basarse en el consumo de los alimentos propios de cada estación.
Los alimentos «de temporada» o «de estación» son aquellos que están en su mejor momento en cuanto a calidad y precio. Y son, por lo tanto, los más sabrosos, los más nutritivos y los más económicos.
Además, una alimentación estacional nos permite ofrecerle a nuestro cuerpo todos los nutrientes necesarios para enfrentar los cambios propios de cada estación. Es por ello que nuestra alimentación debería cambiar con las estaciones.
– Otoño.
Cuando llega el otoño es hora de ajustar nuestra dieta para prepararnos para los días fríos de invierno. La alimentación en esta época del año debería ayudarnos a proteger nuestro cuerpo del clima frío y seco, y de los virus estacionales. Durante estos meses debemos enfocarnos en mantener el calor corporal y reforzar las defensas del organismo.
- Cereales integrales: arroz, avena, quinoa, pastas integrales, etc.
- Sopas: reforzantes, calientes y de consistencia más densa, especialmente de verduras como cebollas, coles, calabaza, nabos, algas, etc.
- Alimentos proteicos: pollo, pavo y huevos a poder ser ecológicos, y alimentos ricos en proteína vegetal como el tempeh, tofu, seitan, etc.
- Semillas oleaginosas: como las nueces, las almendras, semillas de sésamo, pipas de girasol, ricas en aceites vegetales y calorías sanas.
– Invierno.
En invierno, para enfrentar las bajas temperaturas, debemos cambiar, no solo nuestra ropa sino también, nuestra alimentación. Durante los meses invernales es necesario concentrarse en proteger el sistema inmunitario y el aparato respiratorio.
- Frutas: manzanas y peras en forma de compotas, al horno o a través de purés.
- Legumbres: en especial la soja negra y las lentejas, ricas en proteínas.
- Pescado: hay que aumentar la cantidad de proteínas en la dieta consumiendo pescado en cocciones largas.
- Las algas: relacionadas con el elemento agua, son importantísimas en esta época para remineralizar, utilizándose en sopas, estofados, etc. Por ejemplo: arame, hiziki, wakame, etc.
- Los frutos secos: son ricos en aceites y son muy calóricos. Consumir a diario semillas de sésamo negro y 3 ó 4 nueces o castañas.
– Primavera.
La primavera es el comienzo natural del año. Es una época de crecimiento y renovación. El momento de dejar atrás las ropas abrigadas y las comidas pesadas y optar por alimentos frescos y livianos. Es una época ideal para desintoxicarse. Entonces, recordemos que los alimentos de temporada para aprovechar en esta primavera son los puerros, la lechuga, las zanahorias, las cebollas, la calabaza, el calabacín del cual quedan pocos meses con su máximo esplendor, el nabo, las judías, el pepino y el rábano.
– Verano.
En verano, la alimentación debe ser fresca y liviana. Para hacer frente a las altas temperaturas debe estar basada en alimentos que sean, además de nutritivos, refrescantes.
- Cereales: que se pueden tomar en ensaladas y platos fríos con arroz, polenta, maíz, pasta integral, etc.
- Vegetales: en especial los de color rojo que tonifican la energía del corazón y refuerzan la sangre, como los rábanos, tomates, pimientos, etc.
- Sopas frías: cremas frías de verduras, gazpachos, etc.
- Legumbres: en ensalada, como la soja, lentejas, garbanzos, etc.
- Fruta fresca: en esta estación la fruta es vital para hidratarte, como el melón, la sandía, ciruelas, melocotones, albaricoques, etc.
Recuerda, comer los alimentos propios de cada estación, preparados adecuadamente, es la mejor forma de estar en armonía con la naturaleza.