La nueva tendencia en lo que refiere a la alimentación y la salud ya no es el comer menos sino todo lo contrario: comer más. No debemos concentrarnos en reducir el consumo de aquellos alimentos «malos» sino más bien focalizarnos en incorporar mayores cantidades de aquello que nos hace bien. A través de este mecanismo no solo dejaremos de comer alimentos nocivos, sino que además mejoraremos notablemente nuestra calidad de vida.
Espinacas. Por el bajo precio de una gran bolsa de espinacas, podemos reducir el riesgo de desarrollar osteoporosis, reducir el colesterol y aportarle a nuestro cuerpo vitamina K, calcio y magnesio. Sus hojas también tienen alto contenido de flavonoides, moléculas vegetales que actúan como antioxidantes, y que se ha demostrado que sirven para prevenir los cánceres de mama, ovario, estómago y piel. La espinaca es una gran fuente de vitamina A y vitamina C, que no sólo evitará que nos enfermemos durante el invierno, sino que también reducirá el riesgo de enfermedades cardíacas.
Las espinacas además contienen antioxidantes que neutralizan los radicales libres en el cerebro, evitando así los efectos del envejecimiento sobre la actividad mental. Los estudios científicos han demostrado que los animales y las personas que consumen algunas porciones de espinacas al día mejorar sus capacidades de aprendizaje y habilidades motoras.
Huevos. En los años 90 se temía a los huevos debido a su contenido de grasa y colesterol. Sin embargo, las investigaciones han demostrado poca o ninguna, conexión entre el colesterol del huevo y el colesterol en la sangre. Los huevos son una gran fuente de proteínas, que contiene los ocho aminoácidos y son vitales para mantenernos con energía.
Arándanos. Un estudio de la Universidad Tufts resultó en que los arándanos son una de las principales fuentes de antioxidantes. Dichos antioxidantes nos ayudan a prevenir las úlceras, cataratas y glaucoma, a disminuir los riesgos de enfermedades del corazón y también a evitar varios tipos de cáncer, y reducir el colesterol. Asimismo colaboran en la reducción del envejecimiento del cerebro, manteniendo nuestra memoria aguda y disminuyendo las posibilidades de sufrir demencia o la enfermedad de Alzheimer.
Manzanas. Comer una manzana al día puede mantener a los médicos lejos de nosotros. Las manzanas contienen fibra insoluble y soluble y por ello son grandes aliadas para reducir el colesterol. Algunos médicos incluso recomiendan beber jugo de manzana después de comer una comida rica en grasas para reducir los efectos negativos de la comida en nuestro cuerpo.
Las manzanas también son positivas para evitar el riesgo de enfermedades del corazón. Y en cuanto a la salud bucal, estimulan la secreción de saliva y eliminan las manchas de nuestros dientes además de refrescar el aliento en un instante.
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