Para mantener las propiedades de las plantas medicinales, debes realizar un correcto secado para su posterior conservación. De esta manera, podrás tener tu propia «farmacia» en casa y beneficiarte de ella cuando lo necesites.
El secado de una planta no es más que el proceso de extracción de su humedad, evitando así que se pudra, enferme o pierda los principios activos, además de permitir que puedas almacenarla por un buen tiempo. Es muy importante que el lugar de secado de las plantas esté bien ventilado, ya sea fresco o cálido, pero siempre seco.
En muchas ocasiones, antes de secar las plantas, se riegan incluso para limpiarlas de tierra o polvo; se preparan, separan, trocean, etc., según el caso, para a continuación proceder al secado propiamente dicho. Éste se puede realizar con calor natural o artificial; sea cual sea el sistema, el propósito es eliminar progresivamente la humedad contenida en las partes útiles, mediante técnicas adecuadas a cada especie de forma que no se pierdan o devalúen las sustancias que se pretender retener.
Prácticamente sin excepciones las partes recolectadas deben ponerse a secar inmediatamente; se evitará de esta forma que se marchiten o requemen. Por esta misma razón, salvo en algunos casos, es necesario evitar el secado a pleno sol, dado que las sustancias activas se reducen o alteran por efecto de los rayos solares; así, las plantas ricas en aceites esenciales pueden llegar a perder entre un quinto y una tercera parte de esas materias. Solamente en casos excepcionales se sitúan las plantas a pleno sol, pero siempre por periodos muy cortos y previo a situarlas en un lugar adecuadamente ventilado.
El proceso de secado resulta más o menos sencillo dependiendo de que partes de la planta se van a manipular. Las hojas, por ejemplo, son generalmente fáciles de tratar, no así los tallos y ramas. Si el tiempo de secado es excesivo se corre el riesgo de que la planta se reduzca a polvo, perdiendo las sustancias activas; un tiempo escaso, por su parte, puede provocar que la humedad que aún contienen las haga enmohecer o pudrirse. En general, las partes más duras de la planta deben poder partirse con facilidad si se las curva, y las más endebles deben conservar cierta rigidez sin romperse al manipularlas ligeramente.
El calor natural es el sistema de secado más adecuado, y el que da siempre los mejores resultados. Obviamente, industrialmente con este sistema se obtiene un rendimiento inferior, ya que se está limitado a la época veraniega. En este caso se recurre a secaderos donde la ventilación, temperatura y humedad pueden ser regulados y mantenidos a un régimen constante.
En invierno es preciso calentar el lugar habilitado como secadero. En verano, sin embargo, se pueden alcanzan altos regímenes de secado. Las flores, por ejemplo, si se les mantiene con calor natural en lugares cerrados, con sombra y cercanos a un hueco de ventilación, pueden alcanzar el punto óptimo entre 3 y 8 días; las hojas entre 4 y 6; las ramas necesitan periodos más largos. Algunas especies de las que se aprovechan sus ramas o frutos (hinojo, alcaravea, salvia, mejorana, ajedrea, etc.), pueden incluso secarse en su propio lugar de cultivo, pero con la precaución de que estén a recaudo del sol y la lluvia.
¿ Qué se debe tener en cuenta a la hora de secar las hierbas?
En el proceso de secado de hierbas medicinales o aromáticas requiere tener en cuenta una serie de consideraciones:
– El lugar debe estar lo suficientemente ventilado para ayudar al secado e impedir la aparición de hongos.
– El lugar no debe ser demasiado frío ni demasiado cálido. Una temperatura situada sobre los 24 ºC es la ideal.
– El lugar no debe estar iluminado. La luz altera los componentes.
– El lugar no debe ser ventoso. El viento seca demasiado las plantas y volatiliza los aromas de los aceites. Esto se tiene que tener especialmente en cuenta con las hierbas que van a ser destinadas a la cocina.
– Las hierbas deben secarse lo más rápidamente posible después de recogerse.
– No deben secarse las hierbas sobre hojas de libros o periódicos para evitar que absorban la tinta de los mismos.
– No deben secarse directamente sobre el suelo sea del tipo que sea.
¿ Cuánto tiempo tardan en secarse las hierbas?
Depende del tipo de hierba y del método utilizado. El secado puede durar entre unas horas y tres semanas. En general, podemos decir que las hojas ya están secas cuando, al doblarlas un poco, se rompen con facilidad, lo que suele darse en un periodo de 3 a 6 días en tiempo seco. En el caso de las flores, estás ya están secas cuando adquieren una textura suave y elástica como de papel de baño, lo que suele ocurrir en un periodo de unos 4 a 8 días si el tiempo es cálido.
gracias a esto perdi la materia