Un laxante es cualquier alimento, compuesto químico o medicamento que se toma para hacer una evacuación intestinal rápida con heces blandas. El uso de laxantes se prescribe para algunos procedimientos médicos (antes de cirugías o exámenes de colon) en los pacientes que tienen dificultades para ir al baño.
Hace mucho tiempo se impuso una creencia que decía que el uso de laxantes ayudaba a una menos absorción de grasas. De aquí que muchas personas los utilicen con estos propósitos, sin embargo, esta práctica nos puede traer muchos problemas. Debemos tener en cuento que la principal función de estos productos es acelerar los movimientos del intestino, por tanto, también se acelera el proceso digestivo.
Esto lleva a una mayor rapidez del bolo alimenticio y menos tiempo para que el cuerpo asimile los nutrientes, por tanto, podemos crear una situación de desequilibrio nutricional, lo que deriva en anemias, mareos, debilidad, entre otras cosas.
Los laxantes y diuréticos no deben tomarse como una opción para bajar de peso, para eliminar toxinas o para hacer limpiezas intestinales, si es que no hay indicación médica que avale un tratamiento de este tipo. Si la persona debe tomar este tipo de medicamentos, es importante que lo haga de forma responsable y conociendo las consecuencias que puede llegar a sufrir si es que consume estas sustancias de forma abusiva.
Las principales patologías derivadas del abuso crónico de laxantes y diuréticos son:
Desnutrición: Se caracteriza por la deficiencia en la ingesta de calorías y proteínas, y los principales son fatiga, mareo y pérdida de peso.
Hipotensión: Es cuando la persona tiene la presión arterial más baja de lo normal. Esto significa que el corazón, el cerebro y otras partes del cuerpo no reciben suficiente sangre.
Insuficiencia renal: Se produce cuando los riñones no son capaces de filtrar las toxinas y otras sustancias de desecho de la sangre adecuadamente.
Aumento del riesgo de diabetes: Esta enfermedad agrupa trastornos metabólicos en los cuales el organismo no produce insulina, o no utiliza de modo efectivo la insulina que produce y se caracteriza por hacer que la persona presente niveles de azúcar en la sangre anormalmente altos.
Aumento de ácido úrico y gota: La gota es una de las formas de artritis más dolorosas. Ocurre cuando se acumula demasiado ácido úrico en el cuerpo.
Además, con esto podemos incluso llegar a desnutrir nuestro organismo. Es importante entender que los laxantes NO son quema grasas ni nada parecido, los mismos además aumentan la secreción acuosa del intestino, por lo que también perdemos mayor cantidad de líquidos y podemos deshidratarnos. Esto hace que perdamos minerales y los electrolitos se desequilibren lo que puede llevar a mareos, problemas renales, arritmia, entre otros.
Es por esta razón que recomendamos fuertemente no utilizarlos de esta forma, ya que podemos dañar nuestro cuerpo gravemente.
Interacción con otras medicaciones
Los laxantes pueden interferir con la absorción de otros medicamentos como los antibióticos, los anticoagulantes y las medicinas para el corazón y los huesos. Si tomas alguno, consulta con tu farmacéutico o médico sobre la posible interacción con los laxantes.
Como has podido leer, los laxantes deben de ser usados únicamente para problemas de estreñimiento o de digestión. Si lo que quieres es acelerar la digestión, la mejor opción es ingerir fibra de una manera habitual y realizar una serie de ejercicios físicos como los abdominales que te ayuden mantener en continua actividad todo el aparato digestivo.