En estos tiempos en los que cada vez más y más gente opta por tomar medidas para llevar una vida saludable, y justamente coincidiendo con la época estival, nos parece muy importante recordar la importancia de la hidratación como fuente de salud en sí misma. A pesar de que este mensaje se ha repetido numerosas veces, la realidad es que muchas veces tendemos a olvidar que hay muchas formas saludables de hidratarse, entre las cuales seguro que encontramos una que se ajuste a nuestras necesidades.
Una buena hidratación nos ayuda a:
- Regular la temperatura del cuerpo.
- Eliminar toxinas y otros desperdicios metabólicos del organismo.
- Acelerar las funciones del cerebro.
- Transportar nutrientes, glucosa, oxígeno y enzimas a las células.
- Mejorar la piel y el resto de los tejidos.
- Humectar la piel.
- Aumentar los niveles de energía y estar más alertas.
- Reducir el estrés.
Si llevamos una vida muy activa, y queremos complementar nuestra hidratación con otro tipo de bebidas que no sean el agua, siempre podemos optar por bebidas con carbohidratos, que no sólo nos ayudan a mejorar nuestro rendimiento, sino que ayudan a nuestro organismo a llevar a cabo la recomposición continuada que le hace falta para afrontar cualquier actividad deportiva; este tipo de bebidas son óptimas, según publican estudios recientes, en actividades físicas que exigen esfuerzos intermitentes o elevada intensidad, que pueden ser las que la mayor parte de la gente realiza (gimnasio, fútbol, natación, etc.).
Evidentemente hay que mantener bajo control los niveles de azúcar, pero la alternativa de refrescos hipocalóricos está ahí, por lo que las bebidas ricas en carbohidratos son una fantástica forma de mantenerse hidratado.
También es imprescindible tomar líquido antes y después de alguna actividad o ejercicio físico para evitar, por ejemplo los calambres. El agua lubrica mejor las articulaciones y mejora la resistencia de músculos y ligamentos y contribuye a mantener los músculos tonificados.
Función renal:
Nuestros riñones tienen la función de eliminar las toxinas y deshechos que nuestro organismo no necesita. En este caso, la hidratación ayuda a la eliminación de estos residuos, así como a la reducción de trastornos y dolencias renales (cálculos, piedras, infecciones, etc.).
Función digestiva:
La adecuada ingesta de agua favorece la absorción y disolución de nutrientes por parte de nuestro aparato digestivo, evitando así que se ralentice la función digestiva.
Función cardiovascular:
Para mantener la tensión arterial dentro de unos límites saludables es esencial una adecuada hidratación, de lo contrario, podría producirse un aumento de la tasa cardiaca proporcional a la magnitud de la deficiencia de agua.
Tensión arterial:
Importante para el funcionamiento del corazón y para mantener una buena tensión arterial. La deshidratación puede causar una bajada de tensión. El desajuste de la tensión arterial es uno de los problemas de salud más frecuentes.
Cerebro:
Mantiene un correcto funcionamiento del cerebro. La deshidratación puede reducir la capacidad de concentración, de procesamiento del cerebro y la memoria a corto plazo.
Células:
El agua transporta los nutrientes a las células del cuerpo y se encarga de retirar de las mismas los residuos o sustancias de deshecho.
Músculos y articulaciones:
El agua lubrifica los músculos y las articulaciones, protegiendo a las articulaciones y manteniendo un correcto funcionamiento de los músculos, necesario para un buen rendimiento físico.
Además de esto, se aconseja consumir una cantidad abundante de bebida no sólo cuando uno tiene sed, sino a lo largo de todo el día, ya que esto mantiene más equilibrado nuestro organismo, y es especialmente bueno para nosotros si estamos en grupos de riesgo frente al calor (tercera edad, embarazadas, niños, etc.).
La hidratación es una parte muy importante de nuestro bienestar, por lo que tener estos consejos presentes será una forma adecuada de afrontar el caluroso verano que ya tenemos encima, y mantener una forma de vida más saludable.
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