Ya es sabido que los efectos del tabaco no son para nada buenos, ya que produce mal aliento, altera la voz, pone amarillentas las uñas de las manos, dificulta o impide la actividad deportiva, afecta el sentido del gusto, promueve la aparición de celulitis, destruye los pulmones, daña la piel, provoca caída del cabello, destruye la actividad sexual, produce enfermedades del corazón así como también puede generar cáncer y patologías en el cerebro.
Sin lugar a dudas, se trata de un hábito que daña la salud y el aspecto físico a corto, mediano y largo plazo.
Últimamente, se ha descubierto que el cigarrillo también aumenta los síntomas de depresión en los adolescentes, especialmente en aquellos que fuman para eliminar la tristeza y combatir los diversos problemas cotidianos que son típicos de esa etapa. A dicha conclusión llegó un grupo de investigadores de las universidades canadienses de Toronto y Montreal, quienes publicaron su estudio en “Addictive Behaviors”.
El análisis se llevó a cabo en el Centro de Investigaciones del Hospital Universitario de Montreal, mediante cuestionarios que realizaron 662 adolescentes pertenecientes a clase social alta, media y baja, los cuales fueron divididos en tres grupos: los que no fumaban, los que fumaban pero no como forma de automedicación y los que fumaban para sentirse bien. Dichas encuestas trataban sobre su consumo de cigarrillos y sobre la influencia que tenía en su estado de ánimo.
Gracias a este análisis se pudo concluir que los adolescentes que fuman para combatir la tristeza, en realidad son los más propensos a desarrollar síntomas de depresión a largo plazo.
Sin lugar a dudas, se trata de un hábito que daña la salud y el aspecto físico a corto, mediano y largo plazo.
Últimamente, también se ha descubierto que fumar también aumenta los síntomas de depresión en los adolescentes, especialmente en aquellos que fuman para eliminar la tristeza y combatir los diversos problemas cotidianos que son típicos de esa etapa. A dicha conclusión llegó un grupo de investigadores de las universidades canadienses de Toronto y Montreal, quienes publicaron su estudio en “Addictive Behaviors”.
El análisis se llevó a cabo en el Centro de Investigaciones del Hospital Universitario de Montreal, mediante cuestionarios que realizaron 662 adolescentes pertenecientes a clase social alta, media y baja, los cuales fueron divididos en tres grupos: los que no fumaban, los que fumaban pero no como forma de automedicación y los que fumaban para sentirse bien. Dichas encuestas trataban sobre su consumo de cigarrillos y sobre la influencia que tenía en su estado de ánimo.
Gracias a este análisis se pudo concluir que los adolescentes que fuman para combatir la tristeza, en realidad son los más propensos a desarrollar síntomas de depresión a largo plazo.