Fortalecer las defensas

Jesus L. Rodriguez

Fortalecer las defensasSiempre es positivo poner una atención especial en la alimentación para proteger las defensas. Sin embargo, con la temporada del otoño y del invierno, es posible sufrir una gripe, un constipado o un resfriado. Para prevenir estos posibles problemas de salud, puedes seguir los siguientes consejos médicos:

1) Es fundamental tomar frutas y verduras frescas. Por tanto, introduce estos alimentos en la dieta diaria. Disfrutar de las frutas propias de cada estación, por ejemplo, la manzana y la naranja. De hecho, nada como empezar el día con un buen desayuno y zumo de naranja. Aunque venden muchos productos envasados de este tipo la realidad, es que es mucho mejor tomar un zumo natural.

2) El sabor de una infusión es muy  positivo para las defensas y también, para evitar el frío propio del invierno. ¿Qué infusiones son recomendables? Gordolobo, eucalipto, té verde… El caldo también es bueno para cuidar la garganta.

3) Incluir cebolla y ajo en la dieta para fortalecer las defensas y el sistema inmunitario. Aunque también es verdad, que se trata de ingredientes que no gustan a todo el mundo.

4) Los expertos también aconsejan tomar miel. Un complemento que puede ser ideal para diferentes recetas. Por tanto, nada como optar por la cocina creativa.

5) Nada como pedir consejo al experto para que a principio del otoño, el paciente pueda seguir unas recomendaciones médicas.

El año nuevo ha abierto sus puertas, por ello, es bueno empezar con pensamiento positivo y con la mejor alimentación para poder disfrutar de la mejor salud a lo largo del 2012.

¿Cómo aumentar las defensas del organismo?

  • Apuesta por una alimentación sana, principalmente a base de frutas, vegetales y verduras, excelentes fuentes de vitaminas y minerales.
    Opta por aquellos alimentos buenos para aumentar las defensas, los cuales te ayudarán muy positivamente en este sentido.
  • Las vitaminas y los minerales pueden ser de gran ayuda a la hora de recuperar la energía y aumentar las defensas.
  • Duerme bien, aprovechando la luz natural, de forma que no obstaculices los procesos fisiológicos que se dan durante la noche. Esto te ayudará a recuperar la energía y a tener unas defensas más fuertes.
  • Mantén la calma y la relajación, y no te estreses por nada. Recuerda que el pánico, la depresión, laansiedad, el estrés, la angustia, el odio o el miedo pueden tener efectos negativos no solo para la mente, sino para la salud, restándote energías y defensas. Esto es así porque son enemigos comprobados del sistema inmune.
    Vive con optimismo y con alegrías. Disfruta de los beneficios de la risa, ya que tanto ésta como el humor ayudan a combatir las enfermedades.
  • El ejercicio ayuda a mantenernos activos, más ágiles y fuertes, además de combatir el estrés.

Nutrientes relacionados

Vitamina C: aumenta la producción de interferón (sustancia celular que impide a una amplia gama de virus provocar infecciones), por lo que la inmunidad se puede potenciar. Además, esta vitamina es necesaria para formar colágeno, un componente esencial de las membranas de las células, por lo que la vitamina C contribuye al mantenimiento de las barreras naturales contra las infecciones.
Fuentes alimentarias: Guayaba, kiwi, mango, piña, caqui, cítricos, melón, fresas, bayas, pimientos, tomate, verduras de la familia de la col, frutas y hortalizas en general.

Vitamina E: diversos estudios han demostrado que aumenta la respuesta inmunológica (se administró 200 mg/día de esta vitamina a personas que no seguían una alimentación sana y con defensas bajas, y su respuesta inmunológica mejoró notablemente).
Fuentes alimentarias: aceite de germen de trigo, aceite de soja, germen de cereales o cereales de grano entero (pan, arroz y pastas alimenticias integrales, etc.), aceites de oliva (principalmente, el virgen extra de primera presión en frío), vegetales de hoja verde y frutos secos.

Vitamina A: representa un papel esencial en las infecciones y en el mantenimiento de la integridad de la superficie de las mucosas (barreras naturales contra las infecciones).
Fuentes alimentarias de vitamina A: hígado, mantequilla, nata, huevo y lácteos completos.
Fuentes alimentarias de beta-caroteno: cuando el organismo lo requiere, se transforman en vitamina A. Presente en verduras de color verde o de coloración rojo-anaranjado-amarillento y algunas frutas (albaricoques, cerezas, melón y melocotón…).

Otras vitaminas: se han descrito alteraciones del sistema inmunológico asociadas al déficit de vitaminas del grupo B. La carencia de ácido fólico o vitamina B9 suprime la respuesta de algunos linfocitos, lo que a su vez se acompaña de una disminución de anticuerpos (sustancias que luchan contra los gérmenes y tóxicos). También se sabe que las deficiencias de tiamina o B1, riboflavina o B2, ácido pantoténico o B5, biotina o B8 y cianobalamina o B12, pueden disminuir la producción de anticuerpos.
Fuentes alimentarias: El complejo vitamínico B aparece en la mayoría de alimentos de origen vegetal (verduras, fruta fresca, frutos secos, cereales, legumbres) y en los de origen animal (carne y vísceras, pescado y marisco, huevos y en los productos lácteos). El ácido fólico se encuentra mayoritariamente en la verdura de hoja verde, legumbres verdes, frutas, cereales de desayuno enriquecidos e hígado, y la vitamina B12 abunda en el hígado y el marisco, pero también está presente en alimentos como carne, pescado, huevos y productos lácteos.

Flavonoides: no se consideran nutrientes, son sustancias propias de plantas (colorantes) de acción antioxidante. Están presentes en numerosos vegetales, algunos de los cuales potencian la acción de la vitamina C. Fuentes alimentarias: Verduras de la familia de la col, verdura de hoja verde, frutas rojas, moradas y cítricos.

Hierro: el déficit de hierro es relativamente frecuente y afecta principalmente a jóvenes y embarazadas; disminuye la proliferación (multiplicación y crecimiento) celular y la respuesta inmunológica. Fuentes alimentarias: hígado, carnes (especialmente la de caballo), pescado, huevo y, en menor proporción, lácteos.

Zinc: la carencia de cinc es relativamente frecuente en niños, mujeres embarazadas, madres lactantes, ancianos y personas vegetarianas o que realizan dietas bajas en calorías. El consumo habitual de tabaco también se puede considerar factor de riesgo de déficit. Su carencia influye en el sistema inmunológico y afecta fundamentalmente a órganos linfoides (que producen linfocitos) y a la respuesta inmunológica.
Fuentes alimentarias: mariscos, hígado, semillas de calabaza, quesos curados, legumbres y frutos secos, cereales completos, carnes, pescados, huevos y lácteos.

Selenio: el déficit de selenio afecta a la inmunidad, estando disminuida, entre otros, la actividad bactericida, la respuesta de los anticuerpos frente a ciertos tóxicos y el desarrollo de linfocitos.
Fuentes alimentarias: Carne, pescado, marisco, cereales, huevos, frutas y verduras.

Sugerencias

• Seguir una dieta variada, basada en alimentos frescos y ricos en vitaminas y minerales.

• Recurrir a los baños de temperatura alterna (fría, caliente) que estimulan la circulación sanguínea y linfática y fortalecen el organismo.

• Emplear, si es necesario, plantas medicinales que ayudan a reforzar la inmunidad (equinácea, tomillo, escaramujo, ajo, hojas de grosello negro, espino amarillo, etc.).

• Dormir el suficiente número de horas para favorecer el correcto funcionamiento de nuestro sistema de defensas.

• Realizar de forma regular actividad física de intensidad moderada (caminar a paso ligero, nadar, bicicleta, etc.).

• Aprender a llevar un ritmo de vida más relajado y a evitar el estrés, uno de los principales enemigos de nuestro sistema inmune.

• Cuando la dieta no es equilibrada, cabe la posibilidad de recurrir a complementos dietéticos, siempre bajo la prescripción de un profesional, teniendo en cuenta que al mismo tiempo se deben mejorar progresivamente los hábitos alimentarios.

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