Los deportes de agua nos permiten hacer ejercicio en un entorno natural y al aire libre.
Los beneficios del deporte en el medio acuático son muchos. Para empezar, el agua es un medio de bajo impacto para los huesos y articulaciones, evitando lesiones y favoreciendo el movimiento. A ello se le une el movimiento de prácticamente todos los músculos, lo que se traduce en un fortalecimiento de los mismos, un excelente trabajo cardiovascular y cardiopulmonar.
La mayoría de los deportes de agua pueden practicarse todo el año, pero todos sabemos que el sol y calor nos incitan a tirarnos al agua en verano. ¡Ponte el bañador y disfruta!
Natación, el rey
El deporte rey del agua es la natación. Ideal para todos, pero recomendada especialmente para quienes corren riesgo de lesión y para las personas que quieran bajar de peso, porque se reduce la gravedad.
Se trata de uno de los deportes más completos y tiene diferentes modalidades: piscina o agua abiertas, y sus distintos estilos. Además, tiene la ventaja de poder disfrutar de ella prácticamente a cualquier edad. Eso sí, siempre bajo supervisión, así lo haremos con una correcta postura corporal.
Y en la piscina…
… mucho más que natación. Muchos deportes aeróbicos que tienen su origen en tierra, se han trasladado con éxito a las piscinas, aprovechando la resistencia del agua y su escasa gravedad. Así nos encontramos con aquagym (fitness en el agua con música), aqua cycling (bicicleta en el agua), bailes, juegos de agua, waterpolo, nado sincronizado, trampolín y otros menos conocidos como el hockey o el rugby subacuático.
Algo que les hemos dicho en el pasado es que la sed no es una señal de que necesitamos agua, sino una señal de que nuestro organismo de hecho ya se está quedando sin agua. Cuando tenemos sed y no bebemos, notaremos cosas como fatiga, más y más sed, y una disminución del rendimiento físico. También podemos llegar a tener calambres en algunas partes del cuerpo. Por eso tenemos que hacer algo para remediarlo, y tener una botella de agua con nosotros es la solución más efectiva.
¿Cuáles son los secretos para mantenernos hidratados mientras estamos haciendo ejercicio? En realidad, es algo bastante simple. Lo esencial es tomar agua en pequeñas cantidades, dando pequeños sorbos para no sentir nunca la deshidratación y mantener al 100 por ciento nuestro rendimiento. Además, el agua que bebemos tiene que estar en una temperatura de alrededor de 15 grados, dado que beber agua muy fría o muy caliente nos puede traer problemas. Si el agua está muy fría, la tenemos que mantener en la boca hasta que adquiera una temperatura aceptable.
Otro dato a tener en cuenta es la fuente del agua. Tenemos que vigilar de dónde conseguimos el agua, y si estamos en el gimnasio, siempre llevar agua embotellada o agua mineral. Tenemos que saber cuál es su origen. Finalmente, la medida tiene que ser la justa, dado que beber demasiado también es contraproducente. La hiperhidratación puede hacernos más lentos y darnos una sensación de pesadez. La próxima vez que vayamos al gimnasio, ya sabemos: el agua no puede faltar en nuestra mochila.