Cuando asistimos al supermercado a comprar en más de una ocasión nos sentimos desorientados con la cantidad de alimentos que existen y las diferentes posibilidades de conservación que se presentan. Para muchos todo esto supone un reto a la hora de elegir los alimentos que más se ajusten a su tipo de vida y a las necesidades nutricionales que anda buscando esa persona. Para poner las cosas un poco más fáciles lo que vamos ha hacer es diferenciar entre las distintas gamas de alimentos según su conservación.
En primer lugar tenemos los alimentos de primera gama. Son los que llevan un proceso tradicional de conservación como el salazón… Las verduras y alimentos frescos también entrarán en este grupo, y es que para su conservación solamente se les somete a refrigeración que oscila entre los cero y los cinco grados centígrados. Es la forma más vieja de conservar los alimentos y por ello es la que conserva mejor las propiedades de los alimentos, aunque es una forma de conservación perecedera, por lo que no debemos dejar pasar demasiado tiempo hasta que consumamos ese alimento.
Justo después nos encontramos los alimentos de segunda gama. En este grupo se incluyen todos los alimentos que han sido sometidos a un proceso de conservación a través de diferentes técnicas encaminadas a introducirlos en recipientes de metal o vidrio. En este grupo estarían las conservas y semi-conservas. Es una buena manera de proteger los alimentos y conservar sus propiedades por más tiempo. Son alimentos que no necesitan frío y que duran mucho tiempo conservados de esta manera.
Los alimentos de tercera gama son aquellos que para su conservación se han congelado. El alimento se ha sometido a un proceso de congelación crudo, por lo que es necesaria su descongelación para cocinarlo posteriormente antes de ingerirlo. Es una de las maneras más extendidas de conservar todo tipo de alimentos. Es necesario cuidar los tiempos y no romper la cadena de frío para mantener las propiedades de los alimentos, ya que muchas se pierden al someterlos a la congelación.
Los alimentos de cuarta gama son los que se han envasado para venderlos. Son alimentos que están frescos o crudos pero metidos en un envase para mejorar sus condiciones de conservación y alargar unos días su consumo. Deben conservarse refrigerados y conservan intactas todas las cualidades del alimento.
En la quinta gama tenemos aquellos alimentos que han sido cocinados previamente y se han sometido a un proceso de congelación para conservar el alimento por más tiempo. Para consumirse deben calentarse. Este tipo de alimentos suele llevar ingredientes capaces de aguantar la congelación. Son más duraderos que los frescos, pero no conservar las mismas cualidades ni el mismo sabor que un alimento preparado de forma directa.
Vía | Consumer
Imagen | iateapie