Hoy vamos a hablar sobre los problemas de tener tensión arterial alta, o también llamada “la enfermedad silenciosa”. Esto se debe a que no nos damos cuenta de que la tenemos alta cuando los problemas por consecuencia de esta comienzan a aparecen. Por causa de esto debemos ir al médico de forma asidua para controlarla. Un simple chequeo rutinario puede ahorrarnos muchos problemas de salud.
Es conveniente que la tomemos siempre en el mismo momento del día, según los médicos lo ideal es que las cifras sean iguales o inferiores a 125 de sistólica (la habitualmente denominada alta) y 80 de diastólica (la baja). En el caso de as personas que tienen peso y estatura medios debe de ser menor de 140 la sistólica y menor de 90 la diastólica. En caso de que los valores superen estos números significa que sufrimos de hipertensión.
Por otro lado, debemos tener en cuenta que las situaciones que vivimos también influyen sobre nuestra tensión, hay algunos factores que la aumentan tales como: fumar, una dieta rica en grasas, la obesidad, el aumento de colesterol en la sangre, el estrés, la vida sedentaria y la falta de ejercicio físico.
Estos son buenas razones para cuidar de nuestro peso y esforzarnos por cultivar hábitos saludables, ya que, la obesidad es una de las principales causas de la hipertensión. Entre estos hábitos deberíamos reducir la ingesta de sal y seguir una dieta cardiosaludable, es decir, rica en frutas, verduras y lácteos bajos en grasa. La misma también debe incluir cereales integrales, pescado, carnes blancas magras y frutos secos. También es importante dejar de fumar en caso que lo hagamos, reducir la ingesta de alcohol y realizar ejercicio de forma regular.
Teniendo en cuenta estos consejos podremos cuidar mejor de nuestra tensión arterial y como consecuencia también de nuestra salud.
La tensión arterial tiene dos componentes:
– La tensión sistólica es el número más alto. Representa a tensión que genera el corazón cuando bombea la sangre al resto del cuerpo.
– La tensión diastólica es el número más bajo. Se refiere a la presión en los vasos sanguíneos entre los latidos del corazón.
La tensión arterial se mide en milímetros de mercurio (mmHg).
La tensión arterial alta (HTA) se diagnostica cuando uno de estos números o ambos son altos. La tensión arterial alta también se conoce como hipertensión.
La tensión arterial alta se clasifica como:
Normal: menos de 120/80 mmHg
Prehipertensión: 120/80 a 139/89 mmHg
Estadio 1 de hipertensión: 140/90 a 159/99 mmHg
Estadio 2 de hipertensión: 160/109 a 179/109 mmHg
Estadio 3 de hipertensión: mayor de 179/109 mmHg.
Se desconoce el mecanismo de la hipertensión arterial más frecuente, denominada «hipertensión esencial», «primaria» o «idiopática». En la hipertensión esencial no se han descrito todavía las causas especificas, aunque se ha relacionado con una serie de factores que suelen estar presentes en la mayoría de las personas que la sufren. Conviene separar aquellos relacionados con la herencia, el sexo, la edad y la raza y por tanto poco modificables, de aquellos otros que se podrían cambiar al variar los hábitos, ambiente, y las costumbres de las personas, como: la obesidad, la sensibilidad al sodio, el consumo excesivo de alcohol, el uso de anticonceptivos orales y un estilo de vida muy sedentario.
- Herencia: cuando se transmite de padres a hijos se hereda una tendencia o predisposición a desarrollar cifras elevadas de tensión arterial. Se desconoce su mecanismo exacto, pero la experiencia acumulada demuestra que cuando una persona tiene un progenitor (o ambos) hipertensos, las posibilidades de desarrollar hipertensión son el doble que las de otras personas con ambos padres sin problemas de hipertensión.
- Sexo: Los hombres tienen más predisposición a desarrollar hipertensión arterial que las mujeres hasta que éstas llegan a la edad de la menopausia. A partir de esta etapa la frecuencia en ambos sexos se iguala. Esto es así porque la naturaleza ha dotado a la mujer con unas hormonas protectoras mientras se encuentra en edad fértil, los estrógenos, y por ello tienen menos riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, en las mujeres más jóvenes existe un riesgo especial cuando toman píldoras anticonceptivas.
- Edad y raza: La edad es otro factor, por desgracia no modificable, que va a influir sobre las cifras de presión arterial, de manera que tanto la presión arterial sistólica o máxima como la diastólica o mínima aumentan con los años y lógicamente se encuentra un mayor número de hipertensos a medida que aumenta la edad. En cuanto a la raza, los individuos de raza negra tienen el doble de posibilidades de desarrollar hipertensión que los de raza blanca, además de tener un peor pronóstico.
- Sobrepeso: los individuos con sobrepeso están más expuestos a tener más alta la presión arterial que un individuo con peso normal. A medida que se aumenta de peso se eleva la tensión arterial y esto es mucho más evidente en los menores de 40 años y en las mujeres. La frecuencia de la hipertensión arterial entre los obesos, independientemente de la edad, es entre dos y tres veces superior a la de los individuos con un peso normal. No se sabe con claridad si es la obesidad por sí misma la causa de la hipertensión, o si hay un factor asociado que aumente la presión en personas con sobrepeso, aunque las últimas investigaciones apuntan a que a la obesidad se asocian otra serie de alteraciones que serían en parte responsables del aumento de presión arterial. También es cierto, que la reducción de peso hace que desaparezcan estas alteraciones.
Causas de hipertensión secundaria:
· Las causas renales (2,5-6%) de la hipertensión incluyen las enfermedades del parénquima renal y enfermedades vasculares renales, como las siguientes:
– Enfermedad renal poliquística
– Enfermedad renal crónica
– Tumores productores de renina
– El síndrome de Liddle
– Estenosis de la arteria renal
La hipertensión renovascular (HTRV) produce el 1,2-4 por ciento de los casos. ya que el experimento seminal en 1934 por Goldblatt, la RVHT se ha reconocidocada vez más como una causa importante de hipertensión clínicamente atípica y como una enfermedad renal crónica. La coexistencia de la enfermedad renal arterial vascular y la hipertensión se define más o menos este tipo hipertensión . Se realizan diagnósticos más específicos a posteriori cuando la hipertensión ha mejorado tras una intervención intravascular.
· Las causas vasculares incluyen:
– Coartación de aorta
– Vasculitis
-Enfermedades vasculares del colágeno
· Las causas endocrinas representan el 1-2 por ciento e incluyen desequilibrios hormonales exógenos o endógenos. Las causas exógenas incluyen la administración de esteroides. La forma más común de hipertensión secundaria se debe a una causa renal (aunque la verdadera prevalencia del hiperaldosteronismo no es clara).
· Otra causa común endocrina: el uso de anticonceptivos orales. La activación del sistema renina-angiotensina-aldosterona (RAAS) es el mecanismo probable, porque la síntesis hepática del angiotensinógeno es inducida por el componente de estrógeno de los anticoncetivos orales. Aproximadamente el 5 por ciento de las mujeres que toman anticonceptivos orales pueden desarrollar hipertensión. Los factores de riesgo para la hipertensión asociada con el consumo de anticonceptivos orales incluyen la enfermedad renal leve y la obesidad. Sería preferible agrupar los anticonceptivos orales y los esteroides con la hipertensión inducida por fármacos.
Los fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) pueden tener efectos adversos sobre la tensión arterial. Estos fármacos bloquean tanto la ciclooxigenasa-1 (COX-1) como las enzimas COX-2. La inhibición de la COX-2 puede inhibir su efecto natriurético que, a su vez, aumenta la retención de sodio. Los antiinflamatorios no esteroideos también inhiben los efectos vasodilatadores de las prostaglandinas y la producción de factores vasoconstrictores, es decir, la endotelina-1. Estos efectos pueden contribuir a la inducción de la hipertensión en un paciente con hipertensión controlada o normotenso.
Tratamientos:
La hipertensión no puede curarse en la mayoría de los casos, pero puede controlarse. En general debe seguirse un tratamiento regular de por vida para bajar la presión y mantenerla estable. Las pastillas son sólo parte del tratamiento de la hipertensión, ya que el médico también suele recomendar una dieta para perder peso y medidas como no abusar del consumo de sal, hacer ejercicio con regularidad. Consejos para el paciente con hipertensión:
- Reduce el peso corporal si tienes sobrepeso.
- Reduce el consumo de sal a 4-6 gramos al día; consume menos productos preparados y en conserva, y no emplees demasiada sal en la preparación de los alimentos. No obstante, existen pacientes que no responden a la restricción salina.
- Reduce la ingesta de alcohol, que en las mujeres debe ser inferior a 140 gramos a la semana y en los hombres inferior a 210 gramos.
- Realiza ejercicio físico, preferentemente pasear, correr moderadamente, nadar o ir en bicicleta, de 30 a 45 minutos, un mínimo de 3 veces por semana.
- Reduce el consumo de café y no consumas más de 2-3 cafés al día.
- Consume alimentos ricos en potasio, como legumbres, frutas y verduras.
- Abandona el hábito de fumar.
- Sigue una dieta rica en ácidos grasos poliinsaturados y pobre en grasas saturadas. Además de las medidas recomendadas, el hipertenso dispone de una amplia variedad de fármacos que le permiten controlar la enfermedad. El tratamiento debe ser siempre individualizado. Para la elección del fármaco, hay que considerar factores como la edad y el sexo del paciente, el grado de hipertensión, la presencia de otros trastornos (como diabetes o valores elevados de colesterol), los efectos secundarios y el coste de los fármacos y las pruebas necesarias para controlar su seguridad. Habitualmente los pacientes toleran bien los fármacos, pero cualquier fármaco antihipertensivo puede provocar efectos secundarios, de modo que si éstos aparecen, se debería informar de ello al médico para que ajuste la dosis o cambie el tratamiento.