Como vimos anteriormente la obesidad infantil es una enfermedad muy común en la actualidad, existen una gran cantidad de niños que sufren de sobrepeso y en consecuencia de trastornos en la salud. Es importante mencionar que el niño deber ser alimentado en forma correcta desde su nacimiento para prevenir esta enfermedad.
Un niño debe llevar a cabo una dieta variada, sana, equilibrada, nutritiva, apetecible y ordenada supervisada por un medico para que su cuerpo tenga los nutrientes necesarios para crecer y desarrollarse en forma plena y realizar algún tipo de actividad física debido a que la mala alimentación junto con el sedentarismo conllevan a al trastorno de la obesidad.
Algunos pasos para combatir la obesidad infantil:
> Cambiar el habito alimentario del niño y la familia.
> Realizar actividad física.
> Participación activa de los padres y la familia.
> Anotar los alimentos que consume.
> Comer en forma tranquila.
> Masticar muchos los alimentos.
> Beber la mayor cantidad de agua posible a diario.
- Servir raciones adecuadas para la edad del niño. Un estudio reciente ha observado que el tamaño de la vajilla influye, como en el adulto, en el volumen de comida ingerido por el menor.
- Tener en el hogar una variedad de hortalizas, frutas y cereales integrales (pan integral, pasta integral, arroz integral, etc).
- Escoger leche y productos lácteos bajos en grasa o desnatados.
- Limitar el consumo de carnes rojas o de derivados cárnicos.
- Promover el consumo de legumbres y frutos secos.
- Retirar de la vista del niño las tentaciones ricas en calorías (lo mejor es no tenerlas en el hogar).
- Fomentar la actividad física, sin olvidar que los niños imitan a los adultos: si los padres hacen deporte, los hijos también lo harán. Para prevenir la obesidad, el mínimo de tiempo diario que deberían dedicar los niños a realizar actividades de intensidad de moderada a vigorosa asciende a 60 minutos. Una revisión acaba de comprobar que el sedentarismo en la adolescencia es la norma.
- La bebida de elección para calmar la sed debe ser el agua. El consumo habitual de zumos estádesaconsejado.
- Se debe limitar el consumo de azúcar, bollería y, sobre todo, bebidas azucaradas («refrescos»). Diversos expertos consideran que se debería enviar «mensajes claros» a la población sobre los efectos negativos de dichas bebidas.
- Restringir a no más de 2 horas diarias el tiempo que los niños dedican a ver televisión, jugar a videojuegos o a navegar por Internet (los menores de 2 años de edad no deberían ver la televisión). Un estudio aparecido en abril de 2013 en BMJ Open señala que los hijos de padres que ven mucha televisión suelen repetir su (mal) ejemplo.