Cómo sacarle beneficio al estrés

Jesus L. Rodriguez

El estrés constituye una parte del funcionamiento natural del organismo, así que este también tiene su cara amable.

El estrés es una emoción muy desagradable y debilitante que puede incluso hacerte sentir como si las cosas se pusieran demasiado difíciles y resulte imposible hacerlas frente. Además,  el estrés baja las defensas del sistema inmunológico, haciendo que el individuo sea más propenso a enfermarse.

Sin embargo, cada emoción existe por una razón y, por supuesto, el individuo se adapta a sentir estrés a través de la evolución, así que por supuesto debe ofrecer algún tipo de beneficio. De hecho a veces centrarse en los aspectos positivos de la tensión puede ser suficiente para ayudar a convertir la tensión  y sacar el máximo provecho de ella. A continuación se pueden ver  algunos de los efectos positivos del estrés, para empezar a trabajar con él.

El estrés y la ansiedad también tienen su lado bueno, ya que nos ayudan a enfrentarnos con situaciones difíciles, siempre que no sean tan intensos como para paralizarnos.

• Pueden motivarnos a entrar en acción y a superar los obstáculos.

• Los psicólogos dicen que la ansiedad es la forma que tienen nuestro cuerpo y mente de decirnos que debemos actuar con prontitud y cuidado.

• De hecho, la ausencia total de estrés se considera incompatible con la vida, porque equivale a ya no exigirle nada al organismo.

El estrés puede ser una gran fuerza motivadora,  a veces  muy útil, por ejemplo como ocurre en los exámenes; hay que ser capaz de controlar, supervisar y, en definitiva aprovechar el estrés para que te sientas  positivo y seas capaz de beneficiarse del estrés.

El estrés puede mejorar algunos aspectos de la inteligencia, ya que el estrés es en realidad un potenciador cognitivo que puede aumentar varios aspectos de la destreza mental y así ayudar en la capacidad profesional y académica.

Además de mejorar la función del cerebro, el estrés también puede aumentar el rendimiento físico y la resistencia, debido a que provoca la liberación de adrenalina,  que acelera el ritmo cardíaco y ayuda al  metabolismo.
Los agentes responsables del estrés, internos o externos, alteran el equilibrio del organismo y en esto reside el peligro; consecuentemente, la gravedad del estrés dependerá de la capacidad del organismo para restablecer el equilibrio inicial necesario para mantener la vida. Si un estímulo provoca que el ritmo cardíaco suba a 130 pulsaciones por minuto, esto puede ser bueno si uno tiene que salir corriendo, pero será malo si este trabajo del corazón se mantiene varios días.
Si una persona engorda, el aumento de peso provocado por los depósitos de grasa está actuando como un agente estresante en la medida que el corazón, el sistema circulatorio, los músculos, los pulmones, etc., deberán responder ahora para desplazar “esos kilos de más”. Si usted se ha escandalizado con la medida de su báscula, puede hacer ejercicio físico, se lo agradecerán su corazón y su sistema circulatorio, pero si se pasa y frecuentemente realiza ejercicio hasta la extenuación, es probable que los efectos perjudiciales de una situación tan estresante acaben lesionando muchos órganos internos si su organismo no se recupera rápidamente del estrés.
Hay una circunstancia como el envejecimiento que tiene una relación muy estrecha con el estrés, ya que reduce la resistencia del organismo a los cambios fisiológicos producidos en esas situaciones. Sin embargo, también se puede considerar una regla general que las personas se diferencian considerablemente en su capacidad para soportar el estrés y, además, un individuo puede tolerar perfectamente una situación de estrés y aguantar muy mal otros estímulos estresantes.
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