La falta de sueño es un problema general en todo el mundo, cada vez tenemos menos tiempo y terminamos sacándolo de las horas de sueño. Pensamos que podemos recuperarnos después con una siesta, sin embargo, esto no funciona así, ¡te explicamos por qué!
La mayoría de nosotros aprovecha la llegada del fin de semana para dormir más y así poder recuperar el cansancio acumulado durante la semana. Esta es una práctica muy normal, pero no es efectiva, ya que el cuerpo, a pesar de descansar, recuerda y acumula a lo largo de los días esa falta de sueño, y aunque descansemos mucho un día, no nos servirá para recuperar lo que hemos perdido en días anteriores. Esto debemos tenerlo en cuenta a la hora de fijar las horas de descanso diarias.
Cuando no dormimos lo que el cuerpo necesita para descansar lo que nos sucede es que al levantarnos sí que es cierto que experimentamos una sensación de descanso, e incluso nos mantenemos activos. Esto se debe a que durante las primeras horas del día nuestro organismo está más activo y por eso no acusamos el cansancio que acumulamos poco a poco, y nos da la sensación que con descansar esas pocas horas nos sirve. Este cansancio se hace más patente a medida que pasa el día, ya que poco a poco notaremos que nuestros movimientos son más lentos, nos cuesta más pensar y reaccionar a los estímulos. Esto es debido al cansancio que acumulamos, que poco a poco acaba minando nuestro bienestar.
Para poder conseguir un perfecto desarrollo muscular y agilidad mental debemos dormir ocho horas al día, no siempre lo logramos, por lo que creemos que podemos recuperarnos durmiendo más el fin de semana por ejemplo. Esto no sirve, ya que, el cuerpo recuerda y acumula a lo largo de los días esa falta de sueño, y aunque descansemos mucho un día, no nos servirá para recuperar lo que hemos perdido en días anteriores.
Hay consenso en que los efectos de la falta de sueño pueden llegar incluso a ser mortales. Seguidamente se detallan algunos de los más importantes:
– Desciende el grado de espontaneidad y nos convertimos casi en autómatas: seres rutinarios, olvidadizos, apáticos e incapaces de enfrentarnos a nuevos retos.
– Cambios de personalidad: creciente irritabilidad y brotes agresivos originados por mal funcionamiento cerebral.
– Dificultad para pensar de forma imaginativa y tendencia a repetir frases o palabras clichés.
– Se arrastran las palabras al hablar, como si se hubiera bebido gran cantidad de alcohol.
– Resulta imposible reaccionar con rapidez ante situaciones de riesgo, así como centrarse en varias tareas diferentes pero relacionadas a la vez. La rapidez y la eficacia disminuyen por completo.
-Alucinaciones.
– El sistema inmunitario se debilita progresivamente y la habilidad del cuerpo para metabolizar el azúcar desciende.
– Aumentan la presión sanguínea y el ritmo cardiaco.
– Se reduce notablemente la expectativa de vida.
Debemos tener en cuenta que cuando no descansamos bien nuestro cuerpo no logra recuperarse del todo del esfuerzo del día, por lo que experimentamos después la sensación de cansancio. Esta sensación aumenta a lo largo que transcurre el día y poco a poco afecta nuestro bienestar. Para poder seguir una vida normal es importante que evitemos el cansancio crónico, ya que además puede afectar nuestras funciones motoras e influir a los biorritmos del cuerpo.
La solución en este caso es planificar el tiempo de descanso y cumplirlo, de esta forma cuidamos mejor de nuestro cuerpo. Estos son los consejos que teníamos para darte, ¡esperamos te sean de gran utilidad y te permitan cuidar de tu salud!