Si siempre estamos pensando en un helado, chocolates u otros alimentos que se encuentra cargado de calorías, especialmente después de un día agotador, tienes que saber entre otras cosas, que no estás solo, que quiere decir esto, que hay muchas personas que buscan en los alimentos un tipo de satisfacción, más allá de su sabor, esto se debe a que están sufriendo de los efectos de la ansiedad crónica.
Mientras que el comer otra rebanada de pizza puede hacer que nos sintamos inmediatamente mejor, el comer por culpa de nuestras emociones, tiene efectos secundarios importantes, como el sufrir de obesidad a largo plazo, sufrir de diabetes y enfermedades cardíacas.
Con tantas cosas negativas, es fácil pensar porque alguien buscaría el como dejar de comer por ansiedad, en donde la solución, puede estar en identificando primero la causa de nuestra ansiedad.
Reconocer las señales de la ansiedad:
El primer paso para abordar el comer por ansiedad es identificar cuándo ocurre. Estar consciente de las situaciones o emociones que desencadenan el impulso de comer puede ayudar a comprender mejor estos comportamientos.
Practicar técnicas de manejo del estrés:
Buscar formas saludables de manejar la ansiedad puede ser crucial. La meditación, el yoga, la respiración profunda o incluso dar un paseo pueden ser estrategias efectivas para reducir el estrés y la necesidad de recurrir a la comida como consuelo.
Estrés y ansiedad
Por lo general, la causa de nuestra ansiedad es el estrés.
Debemos saber que cuando experimentamos una situación de peligro, nuestro cerebro transmite una señal a nuestro cuerpo, en donde básicamente le dice que debe producir una hormona llamada cortisol.
El cortisol nos ayuda a responder al peligro elevando nuestro ritmo cardíaco, acelerando el metabolismo y haciendo que estemos más alerta. Esto se conoce como la respuesta que nos permite luchar o huir en situaciones de peligro, algo que era sumamente efectivo quizás en el pasado, cuando el ser humano se enfrentaba a peligros en la naturaleza como animales feroces.
Cuando la situaciones estresante acaba, el cortisol alcanza nuestro cerebro, genera un efecto de apagado automático, en donde nuestro cerebro le dice a nuestro cuerpo que deje de producir la hormona y el cuerpo puede entrar en una fase de relajo.
El problema, es que este mecanismo de defensa se ha visto muy alterado en la actualidad, especialmente por el estilo de vida que ha adoptado el ser humano.
Cuando nuestro cuerpo se enfrenta con un estrés crónico, el cual puede ser producido por un trabajo estresante que debemos realizar todos los días por varias horas, la respuesta es que la producción de cortisol no cesa. Al tener una constante producción de cortisol, nuestro cuerpos pasa a un estado constante de alerta y se genera la ansiedad.
Esta tensión constante, también activa otros receptores vinculados con el estrés, en donde, uno de estos receptores le dice a nuestro cuerpo que debe encontrar y consumir alimentos cargados de calorías y grasas.
Al haber un aumento de cortisol, las calorías se mueven a nuestro abdomen, estando cercas de nuestro hígado y le permite a este órgano inmediatamente convertir las calorías en energía, lo que ayuda a lidiar con el estrés constante.
Como dejar de comer por ansiedad según especialistas
Si constantemente estamos expuestos a factores estresantes, y constantemente estamos comiendo, es difícil pensar como dejar de comer por ansiedad sin ayuda profesional, pero no es imposible.
La práctica de ejercicio, meditación, yoga y la actividad sexual estimula la zona de nuestro cerebro que evita que debamos buscar alimentos ricos en caloría cuando estamos en momentos estresantes.
Las técnicas de relajación como el practicar ejercicios de respiración y mediación, si son practicados de manera regular, pueden también evitar que nuestro cuerpo responda generando cortisol en momentos estresantes.
Dormir bien
El dormir lo suficiente puede ayudar a nuestro cuerpo cuando se enfrenta con el estrés. El contar con un cuerpo cansado puede ser más susceptible a los efectos de la producción de cortisol, por lo que el asegurarnos de que se duerme por lo mínimo 8 horas de sueño cada noche, es uno de los pasos iniciales para saber como dejar de comer por ansiedad.
Los medicamentos también pueden ayudarnos a aliviar los síntomas vinculados con la ansiedad y estos nos pueden ayudar a evitar recurrir a las comidas cuando los niveles de estrés son elevados, si pensamos que este tipo de recurso puede ser una solución que se adapta de mejor manera a nuestras necesidades, deberemos consultar a nuestro médico para obtener más información.
Practicar ejercicios
Si optamos por una solución como el practicar ejercicios, los mejor son los ejercicio cardiovasculares que deben ser efectuado de manera regular.
El ejercicio libera sustancias químicas cerebrales conocidas como endorfinas, que nos ayudan a sentirnos mejor.
El ejercicio también ayuda a quemar calorías y perder peso, por lo que también puede aumentar nuestra confianza y ayudarnos a sentirnos mejor sobre nuestro cuerpo, lo que puede ayudar a resistir la tentación de recurrir a alimentos frente a situaciones incomodas.
Mantener hábitos alimenticios regulares:
Establecer horarios regulares para las comidas puede ayudar a evitar los atracones alimenticios debido a la ansiedad. Comer comidas balanceadas y nutritivas puede mantener estables los niveles de azúcar en sangre y reducir los antojos impulsados por el estrés.
Buscar apoyo profesional:
Hablar con un profesional de la salud mental o un nutricionista puede proporcionar estrategias personalizadas para manejar la ansiedad y los hábitos alimenticios. La terapia cognitivo-conductual (TCC) puede ser particularmente útil para cambiar patrones de pensamiento y comportamiento en torno a la comida.
Practicar el autocuidado:
Enfocarse en el autocuidado puede ser fundamental. Asegurarse de dormir lo suficiente, hacer ejercicio regularmente y buscar actividades que brinden placer y relajación puede reducir la ansiedad general, lo que a su vez puede tener un impacto positivo en los hábitos alimenticios.
Evitar el acceso fácil a alimentos reconfortantes poco saludables:
Reducir la disponibilidad de alimentos altos en grasas, azúcares y carbohidratos simples puede ayudar a evitar tentaciones cuando la ansiedad golpea. Tener opciones más saludables y convenientes a mano puede ser beneficioso.
Ser compasivo consigo mismo:
Cambiar hábitos alimenticios arraigados lleva tiempo y esfuerzo. Es importante ser compasivo y paciente consigo mismo durante este proceso. Reconocer que habrá altibajos y celebrar los pequeños logros es esencial para mantener la motivación.