Hoy día, no hay médico que no aconseje a sus pacientes una caminata diaria. Es una costumbre sana y efectiva, al alcance de prácticamente todo el mundo sin distinción de edad ni condiciones físicas: en principio, salvo algunas discapacidades motoras, todos podemos caminar.
Pero hay formas y formas de caminar. Una cosa es salir a dar una vuelta a “mirar vidrieras” deteniéndonos cada vez que algo nos llama la atención o pasear por un parque caminando despacio y disfrutando de una bella mañana de sol, y otra cosa distinta es realizar la caminata con espíritu deportivo, a paso rápido, exigiendo a los músculos trabajar a fondo y estimulando la acción del corazón y los pulmones.
Una buena forma de caminar
La que te voy a proponer aquí es otra manera específica de caminar: la caminata en conciencia, cosa que aprendí en uno de los cursos de la Escuela para el Desarrollo Armónico.
Ponte ropa y calzado cómodos y presta atención al estado de tu cuerpo. Apoya firmemente las plantas de los pies en el piso y comienza a andar sintiendo cómo el movimiento de las piernas parte desde la articulación coxofemoral (la unión de la cadera con el fémur). Siente el contacto del suelo con las plantas de tus pies. Observa que tus rodillas no estén tirantes y deja que los brazos se balanceen libremente.
A los pocos minutos habrás logrado un andar rítmico y equilibrado. Observa entonces tu respiración: si la sientes muy corta, trata de profundizarla y atiende sobre todo a la espiración, sacando bien todo el aire. Percibe el latido de tu corazón; puede haberse acelerado un poco pero no debe causarte incomodidad. La marcha se volverá más armoniosa y tendrás una sensación de bienestar en todo el cuerpo.
Dónde realizar una caminata en conciencia
Elige para tu caminata un lugar tranquilo, no demasiado concurrido y en lo posible silencioso. Si caminas por la calle, percibe la presencia de otras personas a tu alrededor pero no dejes que te distraiga, no pierdas contacto con tus propias sensaciones.
Si puedes caminar en un espacio en el que no tengas mucha gente alrededor, como un parque o un club, podrás además canalizar tus pensamientos y meditar mientras caminas.
La frecuencia de la caminata
En general, se considera que media hora de caminata por día es suficiente para lograr mejorías apreciables. El caminar ayuda a fortalecer el corazón y tonificar la musculatura y tiene efectos benéficos sobre diversas funciones orgánicas: mejora la respiración, facilita el funcionamiento gastrointestinal, regulariza la tensión arterial, normaliza el contenido de grasas en la sangre, estimula el fortalecimiento de los huesos y favorece el sueño reparador.
La caminata habitual contribuye a restablecer el fluir de la energía, y como consecuencia mejora el rendimiento intelectual, ayuda a superar la depresión, y en general mejora la calidad de vida.
Puede parecer increíble que un ejercicio tan sencillo y económico tenga tantas virtudes; sólo hay que hacer la prueba. Como dicen los franceses, el primer paso es el que cuesta.
Encuentra tu tiempo y tu lugar y pon en práctica esta receta que hoy te ofrezco. Si logras adquirir el hábito tu esfuerzo se verá recompensado con creces. Que lo disfrutes, y luego, si tienes ganas, cuéntanos cómo te fue.