Una antioxidante sería capaz de prevenir el daño causado al hígado por el exceso de alcohol, según indica una investigación realizada en la Universidad de Alabama en Birmingham. Los resultados, publicados en el journal Hepatology, parecen indicar la ruta a seguir por los tratamientos para revertir la esteatosis hepática o hígado graso, que puede culminar en cirrosis y/o cáncer.
El equipo de investigación introdujo un antioxidante llamado Ubiquinona orientada a la mitocondria, o MitoQ, dentro de las mitocondrias de ratas que estaban siendo alimentadas con dosis de alcohol todos los días durante cinco a seis semanas en cantidades tales que equivaldría a un consumo excesivo en un ser humano.
Los alcohólicos crónicos, o quienes beben en exceso todos los días, experimentan un aumento en la grasa de las células hepáticas. Al metabolizar el alcohol en el hígado, se crean radicales libres que dañan las mitocondrias de las células del hígado, evitando que utilicen las cantidades necesarias de oxígeno para producir energía. Además, la condición de escasez de oxígeno llamada Hipoxia empeora el daño mitocontrial y promueve la formación de depósitos grasos que pueden progresar en cirrosis.