¿Me da un vaso de agua por favor? Hace no mucho tiempo nadie era capaz de negarte un simple vaso de agua, hoy en día ya no estoy tan seguro. Si no puedes consumir no tienes derecho a un vaso de agua. En muchas discotecas no hay agua corriente en los lavabos, no es una cuestión de higiene, sino de dinero. Comprar un botellín de agua son 3 euros como poco. Y nos quejamos de la gasolina. Hace ya tiempo que las grandes potencias empezaron a apostar por el agua, dejaron el petróleo para un segundo plano, en pocos años los paises entrarán en guerra por el control del agua.
Para el organismo humano el agua es imprescindible, estamos formados por un 60% de agua, un hombre puede estar hasta 90 días sin comer, pero no más de 5 sin beber. Las bebidas representan 2/3 de la ingesta, el otro tercio proviene de las verduras, frutas y lácteos principalmente. Se aconseja tomar entre 1,5 y 2 litros diarios de agua variando en función de la temperatura y de la actividad a realizar.
No debe darse agua a los recién nacidos, pues la toman a través de la leche materna o del biberón. Tomar más agua podría ser peligroso por una excesiva pérdida de sodio y un consiguiente aumento de la temperatura.
El 22 de marzo se ha celebrado el Día Mundial del Agua. Esencial para la vida y, sin embargo, tan sólo una de cada cinco personas tiene acceso al agua potable. Pero lo peor está aún por llegar casi la mitad de la población mundial estará expuesta a una gran escasez de agua en el año 2080, según Naciones Unidas.
Nosotros el considerado primer mundo, tenemos la suerte de poder contar con el agua como algo cotidiano y a lo mejor por eso no la valoramos en su medida, con sólo abrir un grifo disponemos de ella y en las cantidades que queramos. A la hora de beber agua contamos con varias opciones, la embotellada, directamente la del grifo o las filtradas o depuradas a través de un pequeño aparato. Pero dentro de estos tipos de aguas hay multiples opciones y a lo mejor no siempre tenemos claro que agua es mejor o nos conviene más. Un concepto a tener en cuenta es la “dureza” del agua, éste nos indica si tiene más o menos cantidad de minerales disueltos, sobre todo calcio y magnesio. Cuando un agua es “dura” produce muy poca espuma al juntarse con el jabón y suele dejar muchos residuos en el recipiente después de hervirla o tras su evaporación.
Por eso muchas personas se han decantado por consumir agua embotellada, pero claro no todas son iguales. La más usada es la mineral que procede de manantiales protegidos con una riqueza constante de minerales (250 partes/millón) y que debe ser embotellada en el lugar de origen. Podemos destacar 4 tipos de mineralización del agua desde la fuerte por encima de 1500 mg/litro hasta la muy débil con menos de 50 mg/litro.
Entre las principales aguas minerales existen las siguientes opciones:
– Clorudadas, las de los Balnearios, con alta concentración de sales usadas paratratamientos por sus bebeficios metabólicos y desestresantes.
– Bicarbonatadas, procedentes de terrenos volcánicos, usadas sobre todo en trastornos gástricos como acidez.
– Carbónicas, conocidas como aguas con gas, ayudan a alcalinizar la sangre y en los procesos de retención de líquidos.
– Sulfatadas, con elevadas cantidades de sulfatos que se combinan con magnesio, sodio o calcio. Se reconocen por su sabor amargo actuando en la piel y el aparato digestivo.
– De mineralización débil o muy débil, se usan como aguas de régimen ya que estimulan la función renal y favorecen la diuresis.
– Otras, son aguas que no se usan apenas para el consumo o no son aptas por su alto contenido en minerales, son las sulfuradas, ferruginosas y radiactivas.
La conveniencia entre tomar un tipo de agua u otra va a depender del tipo de persona y del motivo por el cual la vaya a tomar. Para no equivocarnos lo mejor es tomar la de mineralización débil o muy débil y tomar una alimentación que nos aporte los minerales necesarios. Conviene fijarse en las etiquetas de las aguas embotelladas, algunas contienen elevados niveles en sodio o nitratos (no debe superar los 5 mg/litro).