Las vitaminas son indispensables para la salud y el bienestar. Existen cada vez mayor cantidad de productos cosméticos para la piel con altas concentraciones de vitaminas, lo cual nos muestra la importancia de las vitaminas para la piel seca, para piel dañada, para solucionar problemas de la piel y para mantener la salud de la piel de la manera más natural posible.
De todas las vitaminas que existen las que nos importan para el cuidado de la piel son las vitaminas A, E, C y el pantenol que es una vitamina del grupo B.
Nuestro organismo no produce vitamina A por lo que hay que obtenerla de los alimentos. Esta vitamina estimula la regeneración de la piel mejorando su condición. Otorga mayor elasticidad y firmeza. Contribuye a tener una piel con apariencia más suave y uniforme. La renovación celular se ve fuertemente estimulada por la vitamina A, este proceso es ideal para mejorar la piel seca y para problemas como la psoriasis, eczema y acné.
Nutrientes para la piel seca:
• Vitamina E: actúa junto a las vitaminas A y C en el mantenimiento de la inmunidad. Esta presente en el germen de trigo, aceite de soja, cereales integrales, aceite de oliva virgen, vegetales de hoja verde y frutos secos.
• Betacaroteno a provitamina A: protege la piel de las agresiones y del envejecimiento prematuro. Esta en zanahoria, calabaza, tomate, pimiento, espinacas, albaricoque, melón, sandia… y en verduras y hortalizas de color verde como las espinacas, lechuga, endibias, perejil… También en algunas grasas animales: hígado de pescado, de ternera, yema de huevo y lácteos enteros.
• Vitamina C: actúa sobre la regeneración de la fibra colágena de la piel y como antioxidante. Su fuente: verduras y frutas.
• Vitamina B y zinc: son reparadores y regeneradores de tejidos. La primera se halla en verduras, frutas, frutos secos, cereales, legumbres, carnes, vísceras, pescados, mariscos, huevos y lácteos. El zinc está en carnes, vísceras, pescados, huevos, cereales integrales y legumbres.
• Ácidos grasos poliinsaturados: presentes en el aceite de oliva, aguacate, frutos secos y pescado, ayudan a mantener hidratada la piel, evitando la sequedad y los picores.
Minerales y oligoelementos para la piel
- Azufre: favorece igualmente la pigmentación de la piel, que se pigmenta mal en ausencia de azufre. En particular guisantes, judías verdes, coles y ajo crudo son ricas en este oligoelemento, también las semillas oleaginosas y el queso tipo gruyere. También los huevos, el pescado y la levadura de cerveza.
- Silicio: resulta fundamental en la biosíntesis del colágeno, de modo que su carencia produce estrías por pérdida de elasticidad de los tejidos, arrugas y envejecimiento prematuro de la piel. La parte más externa de las verduras verdes, las cáscaras de las semillas, el salvado, la cebolla y los frutos secos son alimentos ricos en silicio. La planta medicinal cola de caballo seca y triturada esparcida por encima de los platos es una buena forma de tomar silicio.
- Hierro: es un mineral indispensable en la producción de la hemoglobina, gracias a la cual la piel tiene un buen color. Son excelentes fuentes el alga espagueti de mar, el alga espirulina, el polen, la remolacha fresca y la quinoa.
- Zinc: es un nutriente muy importante para la salud de la piel. Participa junto a la vitamina A en la regeneración del tejido cutáneo, en la síntesis del colágeno y la elastina, componentes importantes del tejido conjuntivo de la piel encargadas de proporcionar elasticidad y tonicidad a la dermis. Las pepitas de calabaza son tal vez una de las fuentes más ricas en este oligoelemento.
dieta para la piel
- Predominio de hortalizas crudas y semillas germinadas.
- Abundancia de zumos de frutas, jugos de verduras e infusiones refrescantes (menta y melisa con limón, por ejemplo)
- Escaso aporte de sal común.
- Bajo contenido de grasas y proteínas de origen animal.
- Abundancia de fibra de cereales integrales.
Evitar enlatados, mariscos, carnes de cerdo, quesos curados o setas y alimentos formadores de ácido úrico como; carne, caldos de carne, pescado, café, té, cacao, chocolate, legumbres secas, azúcares refinados y harina blanca.