Si la embarazada quiere viajar es más importante tener en cuenta el destino al que se desea ir y el estado de salud de ésta, sabiendo que es peligroso viajar a zonas con enfermedades contagiosas y endémicas en las que sea necesario recurrir a vacunas, ya que éstas son contraindicadas para embarazadas. Asimismo, es importante que la embarazada conozca bien las condiciones de los servicios de salud de la zona del destino para prevenir cualquier incidencia.
El destino del viaje marca decisivamente la conveniencia o no de viajar. Está desaconsejado viajar durante el embarazo a zonas donde la presencia de enfermedades contagiosas sea endémica y exista obligación de vacunarse previamente. Las vacunas con microorganismos vivos o atenuados están contraindicadas en las embarazadas. Es el caso de las vacunas contra la fiebre amarilla, fiebre tifoidea, triple vírica, BCG y poliomielítica. Las zonas con paludismo endémico también están desaconsejadas para las embarazadas.
Por regla general, y no sólo en el caso de desplazamientos a destinos sanitariamente peligrosos, toda embarazada debe conocer de antemano las condiciones de los servicios de salud de la zona de destino para tener prevista cualquier incidencia. El estado de salud de la embarazada también influye a la hora de evitar los viajes.
No se deben hacer desplazamientos prolongados durante el embarazo en los siguientes casos: antecedentes de aborto, antecedentes de embarazos ectópicos, antecedentes de partos prematuros, anormalidades en la placenta, hemorragias vaginales, embarazo múltiple, hipertensión o diabetes y anemia severa.
Los viajes en avión preocupan a todas las embarazadas, aunque hay que precisar que el vuelo en sí mismo no afecta ni a la madre ni al bebé. Hay que viajar en los periodos más favorables: el segundo trimestre del embarazo, como hemos dicho.
Muchas compañías aéreas no despachan billetes a embarazadas con más de 36 semanas de gestación en vuelos nacionales y de 32 en vuelos internacionales por miedo a que se produzca un parto en pleno vuelo. La mayor parte de las compañías aéreas exigen una declaración de exención de responsabilidades a cualquier viajera embarazada.
En el avión es necesario colocarse el cinturón de seguridad por debajo del abdomen, con cinturón supletorio si es necesario; solicitar asiento de pasillo, pues disponen de más espacio para moverse; las zonas del avión más recomendables son la parte delantera y las que están sobre las alas, pues son las que sufren menor movimiento; hay que efectuar breves paseos para evitar que las piernas se hinchen y beber líquidos para contrarrestar la deshidratación que se sufre con frecuencia en la cabina de los aviones.
Los detectores de metales que hay en los aeropuertos no afectan al embarazo.
Si viajas en el coche
La regla básica es la comodidad. En ningún caso el abdomen de la embarazada debe sufrir presiones o molestias de cualquier tipo. El cinturón de seguridad inferior debe colocarse bajo el vientre y el trasversal sobre el pecho.
Es conveniente hacer paradas cada dos horas y moverse un poco. Muchas embarazadas sufren mareos en los viajes en automóvil, por lo que es conveniente llevar algo de alimento ligero. Para las nauseas se pueden tomar dulces de glucosa.
Cuando una embarazada viaja en coche es necesario evitar acelerones, frenazos, volantazos, giros bruscos y cualquier estilo de conducción agresiva, pues afectan tanto a la madre como al bebé.