Generalmente ante una persona obesa pensamos en que se trata de buena alimentación, de nutrición excesiva pero que jamás esta persona podrá tener carencias nutricionales o anemia por ejemplo, pues alimentación no es lo que le falta. Sin embargo, una persona obesa no es una persona bien nutrida.
La obesidad es un tipo de malnutrición, en la cual el exceso predomina, pero generalmente en la dieta de las personas obesas sobran algunos nutrientes y faltan otros, es decir, suelen ingerirse grasas en abundancia y consumirse escasas cantidades de vitaminas, minerales y fibra. Por lo cual, su nutrición no es buena y su alimentación tampoco.
Una persona obesa puede presentar carencias nutricionales a causa de la pobre ingesta de micronutrientes que generalmente se encuentran en frutas, verduras, cereales integrales y lácteos. Por lo tanto, no siempre la persona obesa está bien nutrida.
Aunque la obesidad se debe a un desequilibrio entre el consumo calórico y el gasto de energía, otras causas subyacentes – una condición metabólica, desórdenes endocrinos o factores genéticos – también pueden influir.
Las comidas más culpables de la obesidad, son las comidas altas en azúcar y que no llevan mucho más que eso. Son las bebidas deportivas, los zumos de fruta sin fruta, caramelos…
También son aquellos alimentos altos en grasa y aceites, aquí podemos encontrar las galletas y casi todos los snacks comerciales, que son altos en grasas saturadas. Las salsas altas en grasa y las grasas como el tocino se deben evitar.
Las comidas rápidas y procesadas contienen algún valor nutricional pero también una gran cantidad de azúcar, grasa y calorías.
Esto debemos conocerlo porque ante la creencia de que una persona obesa no puede sufrir déficit de nutrientes y enfermedades a causa de estos, se puede escapar de nuestra mirada una carencia totalmente reversible si mejoramos la dieta.
Por otro lado, creer que un niño obeso está sano y bien alimentado puede llevarnos a no ver la realidad, pues esconde una enfermedad y por lo tanto, un problema en su salud.
Estas creencias erróneas son las que muchas veces influyen en el creciente desarrollo de obesidad, sobre todo, en los niños, pues los padres prefieren ver un niño gordo a un niño desnutrido por déficit, pero ambos son graves problemas de salud que deben considerarse como tal.
Las comidas saludables son fundamentales para resolver el retraso del crecimiento y las deficiencias de vitaminas y minerales. Así como para la prevención de la obesidad y las enfermedades no transmisibles relacionadas con la dieta.
el bajo nivel educativo o desconocimiento del valor nutricional de los alimentos, la pobreza y la alta demanda de cargas de trabajo y horas en transporte que disminuye la disponibilidad para cocinar en casa, son factores que influyen en una nutrición deficiente.