Síntomas de la hipertensión arterial

Jesus L. Rodriguez

Síntomas de la hipertensión arterial

Muchas personas pueden sufrir de hipertensión arterial pero jamás se enteran hasta que visitan al médico que lo diagnostica. Esto sucede porque los síntomas de la hipertensión arterial son prácticamente inexistentes o difusos, aún en los casos más severos. De hecho, si es que se presentan signos, suelen aparecerse cuando la enfermedad se encuentra bastante avanzada.

Síntomas de la hipertensión arterial

Uno de los grandes problemas de la hipertensión arterial es el hecho de que ésta pueda ser asintomática hasta fases avanzadas. No existe un síntoma típico que pueda servir de alarma para estimular la búsqueda de un médico.

Creer que es posible estimar si la tensión arterial está alta o normal basándose en la presencia o ausencia de síntomas, como dolor de cabeza, cansancio, dolor en el cuello, dolor en los ojos, sensación de peso en las piernas o palpitaciones, es un error muy común. Un individuo que no suele medir su presión arterial simplemente porque no tiene ningún síntoma, puede perfectamente ser un hipertenso y no saberlo. Por otro lado, si el paciente sabe que es hipertenso, pero tampoco mide la presión arterial periódicamente puede tener la falsa impresión de tenerla controlada. No existe ninguna forma de evaluar la presión arterial a no ser que se verifique por medio de aparatos específicos, llamados popularmente de «aparatos de presión».

Síntomas de la presión arterial aguda

*Ansiedad.
*Dolores de cabeza(cefalea).
*Fatiga.
* Mareos al levantarse o al cambiar de posición.

La presión puede cambiar de un momento a otro dependiendo de la actividad, estados de animo, con cambios de posición, con ejercicio o durante el sueño. La gente con presión alta no tiene que ser exageradamente ansiosa, compulsiva o «nerviosa».

En ocasiones se puede tener la presión arterial alta y no saberlo, ya que usualmente, no presenta síntomas. Por eso se le llama «la muerte silenciosa».

Síntomas de la presión arterial grave

*Confusión.
*Visión borrosa o visión de «luces».
*Náuseas.
*Vómitos.
*Dolor de pecho.
*Respiración entrecortada.
* Zumbido de oídos.
*Hemorragia nasal.
* Adormecimiento de mitad del cuerpo.
*Sudor excesivo.

De cualquier manera, presta atención si tienes frecuentes dolores de cabeza, mareos, cansancio extremo, sangrados en la nariz, opresiones en el pecho o dificultad para respirar. Estos quizás podrían ser los síntomas de la hipertensión arterial, aunque no necesariamente nos indican la presencia de esta afección.

Tratamientos

La hipertensión no puede curarse en la mayoría de los casos, pero puede controlarse. En general debe seguirse un tratamiento regular de por vida para bajar la presión y mantenerla estable. Las pastillas son sólo parte del tratamiento de la hipertensión, ya que el médico también suele recomendar una dieta para perder peso y medidas como no abusar del consumo de sal, hacer ejercicio con regularidad. Consejos para el paciente con hipertensión:

  • Reduce el peso corporal si tienes sobrepeso.
  • Reduce el consumo de sal a 4-6 gramos al día; consume menos productos preparados y en conserva, y no emplees demasiada sal en la preparación de los alimentos. No obstante, existen pacientes que no responden a la restricción salina.
  • Reduce la ingesta de alcohol, que en las mujeres debe ser inferior a 140 gramos a la semana y en los hombres inferior a 210 gramos.
  • Realiza ejercicio físico, preferentemente pasear, correr moderadamente, nadar o ir en bicicleta, de 30 a 45 minutos, un mínimo de 3 veces por semana.
  • Reduce el consumo de café y no consumas más de 2-3 cafés al día.
  • Consume alimentos ricos en potasio, como legumbres, frutas y verduras.
  • Abandona el hábito de fumar.
  • Sigue una dieta rica en ácidos grasos poliinsaturados y pobre en grasas saturadas. Además de las medidas recomendadas, el hipertenso dispone de una amplia variedad de fármacos que le permiten controlar la enfermedad. El tratamiento debe ser siempre individualizado. Para la elección del fármaco, hay que considerar factores como la edad y el sexo del paciente, el grado de hipertensión, la presencia de otros trastornos (comodiabetes o valores elevados de colesterol), los efectos secundarios y el coste de los fármacos y las pruebas necesarias para controlar su seguridad. Habitualmente los pacientes toleran bien los fármacos, pero cualquier fármaco antihipertensivo puede provocar efectos secundarios, de modo que si éstos aparecen, se debería informar de ello al médico para que ajuste la dosis o cambie el tratamiento.

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