En muchas ocasiones se confunde la tristeza con la depresión y, a pesar de que podría parecer que está íntimamente ligadas, la realidad es que el hecho de que una persona sienta un profunda tristeza no implica que por ello esté sufriendo una depresión.
Por lo tanto, podríamos definir la depresión como un trastorno del estado de ánimo, que se manifiesta como un proceso de abatimiento e infelicidad que puede ser transitorio o permanente. Muchas personas hablan de depresión, incluso muchos creen tenerla, lo que se ve incrementado por el hecho de que hoy en día se sobrediagnostica la depresión, o se diagnostica mal, llegando a tratarla en personas que sólo están tristes o atraviesan un momento delicado en su vida.
La depresión suele afectar a mucha gente a lo largo de su vida. Hay ciertos momentos en que podemos ser más vulnerables a ella, como el proceso de duelo por la pérdida de un ser querido o problemas económicos o laborales, la ruptura de una pareja, etc.
¿Cuáles son los síntomas físicos?
Los síntomas físicos más comunes de la depresión son los dolores de cabeza, la migraña común, lumbociática y dolores de espalda, como el dolor lumbar, cervical o dorsal, así como la sensación de opresión en el pecho, sensación de nudo en la garganta, hipertensión o taquicardia, y los dolores abdominales o pélvicos.
El dolor crónico acompaña con mucha frecuencia a la depresión, de manera que si preguntamos a una persona deprimida si tiene algún tipo de dolor, es muy probable que responda que sí, sobre todo en la cabeza, espalda, pecho o pelvis.
Depresión por agotamiento
A veces, el síntoma predominante en una persona deprimida es un cansancio intenso, muchas veces diagnosticado como fatiga crónica. Se trata de una persona que ha estado experimentando estrés continuado durante tanto tiempo, que se ha agotado física y emocionalmente. Su cuerpo responde con fatiga intensa y, a nivel emocional, se siente también abatida y desmotivada.
Tristeza patológica: Se diferencia de la tristeza, que puede ser un estado de ánimo normal como la alegría, cuando alcanza un nivel tal que interfiere negativamente en la vida cotidiana, tanto en lo social como en lo familiar y lo sexual. Aarece sin motivos o tras un acontecimiento significativo. Es una sensación muy profunda, arrasadora. Tanto, que el paciente se siente «en baja», tal como si hubiera perdido el sabor, el placer de vivir. Se considera incapaz de brindar amor o afecto, lo cual aumenta sus sentimientos de culpa. Un dato tremendo: el 15% de los deprimidos termina suicidándose.
Desgano y anhedonia: el sujeto se torna apático, no tiene ganas de nada (ni siquiera de vivir) y nada le procura placer
Ansiedad: es la acompañante habitual del deprimido, que experimenta una extraña desazón, como un trasfondo constante. Cuando la ansiedad prima en el cuadro clínico, estamos frente a una depresión ansiosa. Por lo contrario, cuando predomina la inhibición, se trata de una depresión inhibida; quienes la padecen son personas malhumoradas, irritables, agresivas.
Insomnio: al paciente le cuesta conciliar el sueño y, además, se despierta temprano y de mal talante.
En algunos casos, que constituyen minoría, puede presentarse la hipersomnia (exceso de horas de sueño).
Alteraciones del pensamiento: imagina tener enfermedades de todo tipo; surgen ideas derrotistas, fuertes sentimientos de culpa, obsesiones. El pensamiento sigue un curso lento y monocorde, la memoria se debilita y la distracción se torna frecuente.
Alteraciones somáticas: por lo común surgen dolores crónicos o erráticos así como constipación y sudoración nocturna. Se experimenta una persistente sensación de fatiga o cansancio.
Alteraciones del comportamiento: el paciente tiene la sensación de vivir arrinconado, rumiando sus sinsabores. Puede estar quieto, de manos cruzadas, o explotar en violentas crisis de angustia o en ataques de llanto por motivos insignificantes. Le resulta difícil tomar decisiones y disminuye su rendimiento en el trabajo.
Modificaciones del apetito y del peso: la mayoría de los pacientes pierde el apetito y, en consecuencia, provoca la disminución de peso.
Pérdida del placer: en lo sexual, se llega a la impotencia en el hombre o a la frigidez en la mujer; también disminuye y tiende a desaparecer el contento en el trabajo, en el deporte y en los juegos y otras actividades que anteriormente le eran gratificantes.
Culpa excesiva: siente con exceso la carga de una culpa inexistente, lo cual puede desembocar en delirios.
Pensamiento suicida: los pacientes presentan una preocupación exagerada por la muerte y alimentan sentimientos autodestructivos.
Disminución de la energía: se produce un cansancio injustificado, a veces con variaciones durante el día, muy a menudo más acentuado por la mañana. Las personas afectadas suelen sentirse más fatigadas por la mañana que por la tarde.
Según estas guías, la depresión se caracteriza por presentar alguno de los siguientes síntomas:
- Estado de ánimo depresivo la mayor parte del día, casi todos los días según lo indica el sujeto (por ej. se siente triste o vacío) o la observación realizada por otros (por ej. llanto).
- Disminución importante del interés o de la capacidad para el placer (disfrutar la vida) en todas o casi todas las actividades Pérdida importante de peso (sin haber hecho régimen) o aumento significativo de peso (por ej. un cambio de más del 5% del peso corporal en un mes), o disminución o aumento del apetito casi cada día.
- Insomnio o hipersomnia (sueño durante el día).
- Agitación o enlentecimiento psicomotores.
- Fatiga o pérdida de la energía.
- Sentimientos de inutilidad o de culpa excesivos o inapropiados (no simplemente los autorreproches o culpabilidad por el hecho de estar enfermo).
- Disminución de la autoestima y de la confianza en si mismo.
- Disminución de la capacidad para pensar, tomar decisiones o concentrarse.
- Visión pesimista, poco promisoria o «negra» del futuro.
- Pensamientos recurrentes de muerte (no sólo temor a la muerte), ideación suicida recurrente sin un plan específico o una tentativa de suicidio o un plan específico para suicidarse.
Otros síntomas de depresión:
- Falta de reactividad a los estímulos habitualmente placenteros (no se siente mejor, ni siquiera temporalmente, cuando sucede algo bueno).
- Una cualidad distinta del estado de ánimo depresivo (por ej. la depresión se experimenta en forma diferente al tipo de sentimiento que acompaña a la muerte de un ser querido).
- La depresión es habitualmente mayor por la mañana, mejorando el estado de ánimo al anochecer.
- Despertar precoz (por ej. 2 horas antes de lo habitual) que suele estar acompañado de angustia.
Depresión enmascarada en la infancia
Este tipo de depresión también afecta a los niños. Los síntomas más característicos son: hiperactividad, conducta agresiva, conductas antisociales y trastornos del aprendizaje. Es típico que se quejen, sobre todo, de dolor de barriga y de cefalea o que muestran alteraciones del ánimo, propias de la depresión habitual, que tapan las manifestaciones anteriores.
Durante buena parte del siglo XX se consideraba que la depresión no era un trastorno que afectara en la infancia. Cuando en 1972 se comprobó que también los más pequeños podían sufrirla, la depresión infantil se bautizó como«depresión enmascarada» por los psiquiatras Leon Cytryn y Donald H. McKnew. En la actualidad, se acepta que los niños pueden sufrir tanto este tipo de enfermedad silenciosa, como otra forma de revelación del trastorno.
Depresión encubierta en ancianos
De la misma manera, debido al aumento de la población anciana, se han puesto de manifiesto algunos problemas de salud asociados al envejecimiento, como los trastornos psiquiátricos. Manuel Martín Carrasco, secretario de la Sociedad Española de Psiquiatría y director del Instituto de Investigaciones Psiquiátricas, señala en un artículo que la prevalencia de trastornos psiquiátricos en los ancianos oscilan entre el 15% y el 20%.
Además, destaca que la enfermedad psiquiátrica en los mayores tienen unas características especiales. Entre ellas, que los síntomas y manifestaciones de los posibles trastornos psiquiátricos también quedan enmascarados por el proceso de envejecimiento normal. Por este motivo, es complicado hacer un diagnóstico preciso en el campo de la psiquiatría geriátrica.