A que la palabra Rejuvelac te suena a rejuvenecimiento. Pues esta es una de las principales virtudes de este remedio natural, especialmente rico en enzimas, además de las concernientes a la digestión y a la salud gastrointestinal.
Por lo que para que puedas tanto conservar una buena digestión como aminorar los efectos del envejecimiento, hoy te comentaremos algunos datos sobre el rejuvelac y cómo prepararlo.
¿Qué es el rejuvelac?
Si bien se conoce como rejuvelac al tónico digestivo patentado por la nutricionista Ann Wigmore, lo cierto es que la receta se basa en un antiguo remedio casero muy difundido en los Países Bálticos.
Este tónico consiste en hacer fermentar los granos germinados de algunos cereales (principalmente el trigo) para obtener una bebida fermentada y levemente carbonatada con evidentes propiedades para tratar problemas gastrointestinales, e inclusive para mejorar la calidad de vida, debido a que su contenido en enzimas es muy valioso especialmente cuando éstas se van perdiendo naturalmente con la edad.
Nutrientes y beneficios del Rejuvelac
Su aporte nutricional dependerá del grano utilizado, ya sea trigo, cebada, centeno, arroz o avena, pero en la mayoría de las preparaciones suelen encontrarse altas concentraciones de proteínas, fosfatos y carbohidratos, además de las enzimas y un rico conjunto vitamínico que incluye las vitaminas C, E, K y varias del complejo B, como la B6 y la B12.
De esta forma, el rejuvelac resulta ser mucho más que un tónico digestivo ideal para el estómago y el intestino, pues también es muy beneficioso para la salud cerebral y la memoria, para tratar la falta de energía, eliminar radicales libres y efectuar una función antioxidante, reparar el colágeno y la salud de la piel, fortalecer el sistema inmunológico, evitar la obstrucción arterial, y fomentar la coagulación y cicatrización en casos de heridas.
¿Cómo preparar Rejuvelac casero?
Visto que tiene tantos beneficios, qué mejor que contar con una reserva de rejuvelac en nuestra propia casa, para lo cual podemos prepararlo nosotros mismos. Solo necesitarás 2 tazas de grano, agua filtrada y unos frascos de vidrio.
Comienza colocando los granos en un frasco con una capacidad de 2 litros como mínimo, cubriéndolos con abundante agua y tapando el frasco con una gasa o tejido similar que permita el drenado, sujetándolo con un hilo o una goma estática.
Deja reservando tus granos de esta forma en un lugar a temperatura ambiente durante unas 10 horas, luego de las cuales filtra toda el agua a través de la gasa, enjuaga los granos y vuelve a escurrirlos.
Con los granos humedecidos, pero sin agua, vuelve a tapar el frasco y déjalo durante 2 días en un sitio templado, repitiendo el proceso de enjuagado y filtrado al menos 2 veces por día.
Cuando hayan pasado los 2 días, vuelve a llenar el frasco con agua y déjalo fermentar durante otro par de días más. Luego de esto, el rejuvelac estará listo para ser filtrado y embotellado. Ten en cuenta que cuando vayas a retirarlo, tal vez observes una capa blanquecina y espesa en la superficie del frasco, la cual es retirada fácilmente con ayuda de algún cubierto.
Después solo te queda saborizarlo con un poco de miel o jugo de frutas para hacerlo más agradable al gusto y disminuir su sabor agrio. Y a propósito de esto, este sabor agrio se irá acentuando a medida que el rejuvelac envejezca, por lo que si no es de tu agrado, resulta mejor que siempre consumas rejuvelac fresco.
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