La vitamina D es llamada la vitamina del sol, ya que exponerse a él es una de las formas más comunes de obtenerla. También podremos encontrarla en ciertos alimentos como el salmón, el atún, las sardinas, la leche y el aceite de bacalao.
El consumo de suplementos también es una forma de integrarla a nuestro organismo. En este caso te presentamos los principales motivos para consumir vitamina D.
En primer lugar, un nivel adecuado de vitamina conlleva menos probabilidades de sufrir problemas cardíacos. Cada vez se presenta más evidencia que demuestra que niveles bajos de vitamina D pueden conducir a insuficiencias cardíacas y a accidentes cerebrovasculares.
Menor riesgo de diabetes: La deficiencia de vitamina D altera la función inmune y los niveles hormonales. Esto puede aumentar las probabilidades de desarrollar esta enfermedad.
Menor riesgo de sufrir muerte prematura: Según un estudio publicado en Archives of Internal Medicine las personas que tomaban vitamina D tenían un 7% menos de probabilidades de morir prematuramente.
Menor riesgo de contraer enfermedades infecciosas y autoinmunes: La esclerosis múltiple, la artritis reumatoide, el asma, la diabetes tipo-1 e incluso la influenza parecen ser más frecuentes en aquellas personas que sufren de una deficiencia de vitamina D.
Reducir el dolor crónico. Parece existir una relación entre la vitamina D y la disminución del dolor crónico. Para saber más al respecto puedes entrar aquí.
Prevenir infecciones de la piel. El uso de suplementos de vitamina D puede ayudar a prevenir este tipo de infecciones. Además, también puede ayudar a nuestro cuerpo a producir colágeno, lo que ayudará a que nuestra piel se mantenga suave y saludable.
El 85% de los niveles de vitamina D provienen de la luz solar. De esta forma, cuando no tomamos radiación solar la ingesta alimentaria que supone ese 15% se convierte en muy importante.
Zumo de naranja
Al igual que la leche, el zumo de naranja está enriquecido con vitamina D. Una única taza contiene alrededor de 137 UI, que además nos aporta, por cierto, la cantidad diaria recomendada de vitamina C.
Pescados azules
Los pescados azules se diferencian a nivel nutricional de los blancos porque son más grasos. De esta forma, en ellos predominan los minerales y las vitaminas liposolubles, entre las que se encuentran la D, la E y la A.
Yemas de huevo
Las yemas de huevo tienen un alto contenido de vitamina D y pueden incorporarse fácilmente a sus comidas. Los huevos de gallina de corral ofrecen un mayor contenido de vitamina D que aquéllos de las que no tienen acceso al aire libre. Es mejor comprar huevos producidos por gallinas que se alimentan con granos enriquecidos con vitamina D.
Ostras
Las ostras son una gran fuente de vitamina D para nuestro organismo y son además, un marisco muy nutritivo, rico en vitamina B12, hierro, cobre, selenio, zinc y manganeso.
El aceite de hígado de bacalao:
Una simple cucharada de este aceite puede cubrir nuestras necesidades diarias de vitamina D. También aporta vitamina A y ácidos grasos Omega 3, por lo que se trata de un alimento muy nutritivo.