¿Por qué los niños necesitan calcio? Buena pregunta…., que se traslada aún a la adolescencia y la edad adulta y trataremos de responder desde aquí. Contrariamente a la creencia popular, el calcio no sólo es bueno para los huesos, aunque en realidad juega un papel importante en muchas funciones del cuerpo humano.
De hecho, es el mineral más abundante en el cuerpo, con más del 99 por ciento almacenado en los huesos y los dientes y el resto almacenado en otras partes del cuerpo, incluyendo los músculos, la sangre y el fluido entre las células, donde actúa como un ‘mensajero’ para el sistema nervioso central.
A lo largo de la vida, ¡los huesos experimentan muchos cambios! Desde el nacimiento, y luego durante toda la infancia y la adolescencia, una gran cantidad de formación ósea se lleva a cabo. La falta de calcio en la infancia puede llevar al raquitismo, una condición donde los huesos se ablandan y se deforme o se puede romper fácilmente.
Nuestros cuerpos siguen atentos a agregar la masa ósea hasta la edad de 30 años, cuando logramos “pico de masa ósea”. Después de eso, las cosas pueden empezar a ir cuesta abajo que los huesos se empiezan a romper (esto se conoce como la reabsorción). Con la edad, la tasa de reabsorción excede la velocidad de formación y esto conduce a la pérdida de hueso.
Desarrollar huesos fuertes desde la infancia, por lo tanto, no sólo protege contra el raquitismo, sino que también juega un papel muy importante en el retraso de la pérdida ósea en la edad adulta.
La falta de calcio también se cree que contribuye a enfermedades como la hipertensión, enfermedad renal, enfermedades del corazón y – posiblemente – el cáncer de colon.
Pero, ¿cuánto calcio necesitan los niños? Los nutricionistas recomiendan que entre los 4 y los 8 años los niños tomen 800 miligramos (mg) de calcio al día, es decir, un equivalente a dos porciones del grupo de alimentos lácteos. Los adolescentes de entre 9 y 18 años necesitan más calcio, porque sus huesos crecen más rápido, y por eso se recomienda que consuman 1.300 mg de calcio al día, o el equivalente de tres porciones de alimentos lácteos. Un vaso de leche, por ejemplo, contiene unos 300 mg de calcio, por esta razón a los niños y adolescentes siempre se les recomienda tomar unos cuantos vasos de leche al día, para ayudar así a obtener la cantidad de calcio que se necesita diariamente.
Los productos lácteos, como la leche, el queso y el yogurt, son excelentes fuentes de calcio; y además poseen otros elementos esenciales para el desarrollo de unos huesos fuertes, como son el fósforo o el magnesio. Otras fuentes de calcio son verduras y hortalizas como las espinacas, la cebolla, brócoli, el cardo o la acelga; legumbres como las judías blancas, los garbanzos o las lentejas; pescados como el lenguado, el besugo, el salmón o las sardinas; crustáceos como los berberechos, mejillones, vieiras, almejas o chirlas; además de la yema del huevo y los frutos secos.
Para saber cuánto calcio contiene un alimento, hay que mirar las etiquetas con información nutricional de los alimentos, que siempre van a indicar, en el caso que lo tenga, la cantidad de calcio que contiene un producto. Eso sí, hay que diferenciar muy bien los alimentos naturalmente ricos en calcio, de los que están enriquecidos, es decir, que tienen calcio añadido. Lo que los nutricionistas suelen recomendar es que consumamos alimentos naturalmente ricos en calcio y no tanto suplementos de calcio.
Lo importante es evitar siempre la deficiencia de calcio, ya que para tener huesos fuertes y buena salud es importante contar con suficiente calcio. Y un consejo importante, además de en la niñez y adolescencia, hay que continuar tomando alimentos ricos en calcio toda la vida, para evitar enfermedades como la osteoporosis.