Todos hemos visto mitos y modas en dietas que vienen y van, pero algunos tienen un poder de permanencia particular. A continuación mencionaremos algunos de ellos.
No comas después de las 6 de la tarde
Es normal que muchas personas seleccionen un horario arbitrario para dejar de comer en ese día, pero no existe investigación alguna que indique que cenar a un horario particular hace cualquier diferencia.
Lo que sí es importante es cuánto una persona come y si lo hacen o no en horarios de sueño. Existe una tendencia de que muchas personas coman más a la noche o consuman comida chatarra sin cesar mientras miran televisión. Muchos se quedan despiertos hasta tan tarde que les da hambre y comen nuevamente antes de acostarse. En experiencias hechas con ratones, comer en horarios en los que se debería estar durmiendo resulta en peso aumentado, incluso cuando la cantidad de calorías es la misma. Investigadores creen que este es el motivo por el cual trabajadores en turnos alternados tienden a ganar peso adicional.
En resumen, lo importante es consumir una cena apropiada, lejos del televisor en un momento práctico para nuestra rutina diaria. No debemos atosigarnos, y debemos ir a la cama lo suficientemente temprano como para asegurarnos una buena noche de descanso.
Mito: beber montones de agua al día
Este mito quizás es uno de los más prevalentes, y todos lo hemos pronunciado o escuchado de una fuente de confianza. Un estudio hecho en el 2002 por la American Journal of Physiology no encontró evidencia alguna que consumir grandes cantidades de agua aporte beneficios.
En el 2004, el Institute of Medicine comenzó a recomendar abandonar la idea de consumir una cantidad fija de líquido y en su lugar utilizar la sed como una guía. No sólo eso, sino que además considera todas las bebidas, incluyendo las que contienen cafeína.
En definitiva, si bien beber cantidades apropiadas de líquido ayuda a nuestros riñones, no hay necesidad de forzarlo, sino beber respondiendo a nuestra sed a lo largo del día.
Mito: Los carbohidratos son malos
Justo al haber desmentido el mito de que la grasa es mala, muchos ahora creen que alimentos ricos en carbohidratos como la pasta, patatas y pan no tienen lugar en una dieta saludable. Gran parte de este mito nace de exageraciones sobre las respuestas del cuerpo a nvieles altos de azúcar o insulina en sangre.
Pero no es sólo lo que comemos en términos de carbohidratos, sino cómo los comemos. En un estudio realizado en el 2006 (publicado en el Journal of Nutrition) mostró que combinar proteína, grasa y fibra en una comida disminuye sustancialmente la respuesta glucémica.
Lo importante es que consumamos al menos de la mitad de las harinas en su formato integral y seamos capaces de disfrutar de nuestras harinas refinadas en moderación.