La obesidad se ha convertido en una epidemia mundial gracias a la combinación de la genética con una vida sedentaria y una mala alimentación que predispone hasta a los más pequeños a que sufran este enfermedad desde edades tempranas.
Las consecuencias de la obsesidad pueden llevar incluso a la muerte. Pero, antes de eso, años de morbilidad y dificultades en muchos ámbitos que muchos médicos tratan con diferentes medicamentos y drogas. Pero, ¿siempre es necesario tomar medicamentos para bajar de peso? ¿Qué factores se deben tener en cuenta antes de preescribir diversos fármacos? A continuación en Vivir Salud, te lo contamos.
¿Quiénes son candidatos a la medicación?
En primer lugar, hay que tener muy en claro que la utilización de drogas para bajar de peso debe estar reservada a personas con obesidad mórbida y con grandes dificultades para hacerlo sólo con dieta o ejercicio. No es para nada recomendable como primera opción y mucho menos en personas que quieren disminuir un par de kilos de más sólo por cuestiones de estética.
Este tipo de medicamentos no debe ingerirse sin prescripción médica y debe ser el profesional quien medique al paciente de acuerdo a su historia clínica y a la situación en la que se encuentre, tomando en cuenta si posee otras enfermedades de base o si ya ingiere algún otro tipo de droga por ellas.
Existen dos factores relacionados con el Indice de Masa Corporal (IMC) que se toman como estándares para comenzar a recetarle medicamentos para adelgazar a una persona:
Su IMC debe ser mayor a 30
Su IMC es mayor a 27, pero el paciente tiene enfermedades relacionadas con su exceso de peso.
¿Cómo funcionan los medicamentos para adelgazar?
Muchos de estos fármacos para adelgazar son un arma de doble filo, porque su efecto no perdura luego de terminar su toma y muchos individuos pueden sufrir el famoso "efecto rebote". La mayoría de ellos actúan a corto plazo, inhibiendo el apetido y aumentando la sensación de saciedad en forma artificial.
Uno de los más utilizados y cuyo efecto es diferente, el Orlistat, bloquea la absorción de grasas, pero sus efectos secundarios (diarreas, calambres, gases) suelen ser muy molestos. Además, en algunos países, se lo retiró del mercado por sus posibles riesgos de daño hepático.
Los estudios para hallar un mecanismo cerebral directo que afecte la saciedad y esté involucrado en el aumento o no de peso son cada vez más y en los últimos tiempos se ha hallado una hormona, la grelina, cuyo mecanismo de acción abriría las puertas a una mejor comprensión de estos procesos.
El mejor tratamiento por el momento se basa en una dieta y ejercicio supervisado de acuerdo a las características de cada paciente y el uso de drogas adelgazantes se reserva como última instancia si esas dos actividades no son suficientes. Puede ser muy difícil bajar de peso sin ayuda, pero automedicarse o utilizar productos no autorizados nunca tiene que ser una opción.
Si te gustó Comparte esta información en tus redes sociales o suscribete Gratis para recibir articulos sobre salud natural:
