Hablar de los beneficios del tomate es un lugar común, pues en mayor o menor medida todos conocemos cuáles son las virtudes de este extraordinario alimento. En nuestro blog las hemos repasado en varias ocasiones, y sabemos por ejemplo que es útil para el aparato digestivo, reduce el colesterol y tiene un beneficio directo sobre el aparato circulatorio.
En esto último nos concentramos hoy, pues una investigación del Molecular Nutrition & Food Research ha trabajado en laboratorio con ratones, descubriendo que el tomate es muy bueno para la salud arterial.
Tal como afirman los investigadores detrás de este estudio, la reducción del colesterol malo de la sangre por parte del tomate tuvo un efecto directo sobre la salud de los ratones, en quienes se redujo notablemente el riesgo de las enfermedades cardiovasculares.
El tomate, una de las hortalizas más consumidas, es una fuente muy rica de licopeno, beta-caroteno, folatos, potasio, vitamina C, flavonoides y vitamina E. Muchos de estos componentes ejercen una función individual dentro de la salud del individuo o actúan en conjunto protegiendo a las lipoproteínas y a las células vasculares de la oxidación (evitando por tanto que se produzca aterosclerosis). Otros efectos preventivos que ejercen los componentes del tomate incluyen una reducción del colesterol-LDL, de la homocisteina, de la agregación plaquetaria, y de la presión arterial.
Centrándonos en el “licopeno”, cantidad de investigaciones realizadas en todo el mundo han mostrado resultados sorprendentes en relación al consumo de tomates y sus licopenos en la prevención de varios desórdenes como ciertos tipos de cáncer, enfermedades cardiovasculares y otras.
La pregunta obligada: ¿Qué es el licopeno?
Es un pigmento vegetal, soluble en grasas, que aporta el color rojo característico a los tomates, y en menor cantidad, a otras frutas y verduras. Posee propiedades antioxidantes y actúa protegiendo a las células del organismo del estrés oxidativo producido por los radicales libres. Los licopenos son carotenoides contenidos en el tomate que, como dijimos anteriormente, pueden reducir sensiblemente el riesgo de contraer cáncer de próstata o enfermedades cardiovasculares, así lo evidencian cientos de trabajos científicos, como los que compartiremos a continuación.
En la Universidad de Kobe (Japón), un equipo de científicos dirigido por el profesor J. Yamamoto estudia el efecto de una ingestión regular de tomates y sus derivados en la prevención de la enfermedad cardiovascular. Los resultados del mismo se publicaron el año 2004 en una edición del British Journal of Nutrition, en su estudio concluye en que el consumo regular de tomates y licopenos presenta propiedades antitrombóticas.
Por otra parte, el Instituto de Ciencias Médicas de Nueva Delhi (India) demostró también en el año 2003 que los licopenos del tomate resultan un coadyuvante ideal en la cirugía prostática. Los licopenos, en realidad, disminuyen los niveles de antígeno prostático específico (PSA), evitando el desarrollo de tumores secundarios
Cómo actúa el licopeno?
Estas sustancias se encuentra en el tomate fresco y en todos sus derivados: jugos, salsas y conservas. Del grupo de los carotenoides es el más abundante en la sangre, se almacena en hígado, pulmones, próstata, cuello uterino, colon y piel.
Su principal función es ser antioxidante, es decir, evita por ejemplo que el colesterol “malo” o LDL se oxide y produzca daños (lo que se denomina “estrés oxidativo”), el mecanismo de acción consiste en actuar sobre los radicales libres, moléculas extremadamente inestables con gran poder reactivo que se producen normalmente en el organismo por el contacto con el oxígeno, afectando las membranas celulares y atacando el material genético de las células. Se ha demostrado una reducción importante en el riesgo del cáncer de próstata al consumir tomates, salsa de tomates, ketchup y extracto de tomate con una frecuencia superior a 2 veces por semana.
El tomate es uno de los alimentos más ricos en licopeno, así como uno de los más estudiados. «No debería faltar en la dieta de ningún hombre, pues contribuye a reducir el cáncer de próstata», señala un estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard. Un consumo de 6 a 7 miligramos diarios reduce en más del 20% el riesgo.
Una porción (60 gramos), de puré de tomates que puede formar parte de una comida o la salsa que acompaña un alimento aporta por ejemplo 10 mg de licopenos.
Conclusiones
Si bien las propiedades antioxidantes del licopeno se consideran primordiales por sus efectos benéficos, las mayores pruebas del beneficio en el consumo del tomate y los licopenos se relacionan con el cáncer de próstata.
En general es uno de los más potentes antioxidantes y al no poder ser generado por el organismo debemos buscarlos en los alimentos. El tomate es el gran productor, las salsas derivadas y el ketchup son las mayores fuentes de licopenos.
Un poco de grasa también ayuda: el Dr. Giovannucci y sus colaboradores descubrieron que los licopenos son más eficientemente absorbidos cuando están acompañados de grasas en la alimentación. Al cocinar los tomates con
un poco de aceite se encontró una mejor absorción intestinal lo que da como resultado un aumento de 2 a 3 veces la concentración plasmática de licopenos, por lo que inferimos que la salsa de tomate y el ketchup son unas de las mejores fuentes de licopenos.