Ya hemos hablado en varias ocasiones sobre el tabaco y sus consecuencias para nuestra salud, fumar es un hábito muy dañino que nos afecta a todos, aunque, los efectos son aún peores en las personas alérgicas, hoy te contamos sobre esto, es importante que lo sepas.
Algunas de las alergias más comunes que el tabaco empeora son la congestión nasal, ojos rojos, conjuntivitis, estornudos, entre otros. Para atenuar sus efectos es fundamental dejar de fumar. Es importante tener en cuenta que el humo del tabaco contiene 4.700 sustancias químicas que aumentan la facilidad del alérgeno de penetrar en el organismo. Es por esta razón que el mismo nos afecta con el doble de fuerza. Además, nos provoca una mayor exposición de la mucosa a los alérgenos, y prolonga su permanencia en la misma.
Por otro lado, en el caso de los fumadores pasivos, es decir, quienes se exponen de forma indirecta al humo, estos también presentan un agravamiento de la sintomatología y los síntomas de alergia pueden verse aumentados. Por último, hay estudios que nos muestran que los bebés y niños que son expuestos al humo de tabaco en la casa o nacidos de madres fumadoras tienen u mayor riesgo de padecer problemas respiratorios a lo largo de su desarrollo, entre ellos el asma.
Más vale tarde que nunca
De todo ello se desprende que la medida más inteligente para los alérgicos sería dejar de fumar, preferiblemente en las semanas previas a la llegada de la primavera, pero el doctor Pedro Ojeda sostiene que nunca es tarde para dar este paso y anima a hacerlo también una vez que ha comenzado esta estación.
En este sentido, recuerda que una vez tomada la decisión de superar la adicción, sólo un pequeño porcentaje de personas consigue dejar de fumar por sí mismo. “La gran mayoría necesitará una orientación profesional, el empleo de medicamentos que disminuyan los efectos de la adicción a la nicotina cuando ésta se retira y el apoyo y refuerzo psicológico y social durante el proceso de cesación e incluso una vez abandonado el consumo. Para ello, la recomendación es que estas personas busquen la ayuda profesional”, aconseja el experto.
Gracias al apoyo que el paciente recibe en estas unidades, las posibilidades de éxito para dejar de fumar aumentan considerablemente. Si además, las visitas al médico se complementan con una terapia farmacológica adecuada, algunos estudios evidencian que se pueden prevenir 1 de cada 16 muertes prematuras por enfermedad cardiovascular entre fumadores.
MEJOR TRATRAMIENTO: DEJAR DE FUMAR
Para Armentia, el mejor tratamiento para los fumadores alérgicos al tabaco es dejar de fumar, para lo que existen métodos como los parches de nicotina o los inhaladores nasales de tabaco que logran compensar la dependencia, aunque las pruebas en el centro hospitalario se realizaron con parches para comprobar, finalmente, que no provocan dermatitis de contacto, al contrario que el extracto de la hoja de tabaco.
La alergia afecta sobre todo a la población juvenil ya que, además de ser el sector de edad donde hay una mayor cantidad de población fumadora –«de hecho hemos visto niños de 13 años fumando y sensibilizados al tabaco»–, los jóvenes son los que más sensibilizan alergenos.
Pero la alergia al tabaco ha provocado la aparición de casos anecdóticos, sobre todo en personas que trabajan directamente con el tabaco –liando cigarros manualmente–, entre los que se dan casos de asma o dermatitis de contacto aunque hay casos, como uno descubierto en Canarias, de un trabajador agrícola alérgico que fumigaba las plantas con tabaco –el tabaco es acaricida, fungicida y sobre todo nematocida ya que mata muchos gusanos–.
«Aquí los agricultores lo emplean en las fumigaciones aunque no lo saben, porque la nicotina es altamente tóxica para los gusanos y es una fuente posible de asma laboral que hay que tener en cuenta», recordó Armentia, quien apuntó que, en el ámbito del hogar, si se fumiga una planta con tabaco y luego no se lava, al comerla se ingiere tabaco «aunque por vía digestiva no se ha probado alergénico, es por vía inhalatoria».
El estudio, que aún no ha concluido, comenzó hace tres años al descubrir la existencia muchos alergenos vegetales, entre los que destaca el tabaco, que es un vegetal.
«Aunque nunca se ha pensado en ello, el tabaco también pudiera tener proteínas alergénicas porque además se modifica mucho transgénicamente y es una de las plantas que más se ha modificado, por lo que esto pudiera haber aumentado su alergenicidad con el paso del tiempo», matizó Armentia.
El tabaquismo está considerado por la Organización Mundial de la Salud como la enfermedad adictiva crónica capaz de matar a más gente, ya que mata al 50 por ciento de sus consumidores en forma de cáncer de pulmón y de enfermedad pulmonar obstructiva crónica.