Hoy vamos a hablar sobre uno de los hábitos más perjudiciales, se trata del tabaco, el mismo afecta casi todos los órganos de nuestro cuerpo. Hoy queremos mencionar especialmente los efectos que tiene sobre nuestra piel, para que conozcas las consecuencias de fumar, ¡presta mucha atención!
Uno de los principales efectos es la deshidratación, por lo que las líneas de expresión en cualquier parte del cuerpo se desarrollan más. En el caso del rostro se hace más notorio especialmente el famoso código de barras, esto se debe al gesto que hacemos cuando inhalamos el humo del cigarro. Otro de sus grandes efectos es la mala circulación, el tabaco elimina la renovación celular y hace que nuestros vasos capilares se dilaten y se inflamen.
Por otro lado, también destruye por completo el colágeno natural que producimos, así como la vitamina C de nuestra piel. Además, si nos exponemos al sol sin protección siendo fumadores se descompondrá el colágeno y la elastina de nuestra piel. Esto provoca manchas en la piel, arrugas y sequedad. Además de exponerte a ser el principal protagonista de una enfermedad que nos preocupa a todos, el cáncer.
Los efectos de dejar el tabaco se notan en la piel incluso horas después de estar sin consumir. Así, ésta aparece mucho más hidratada que mientras que se fuma, ya que la sangre fluye más libremente entre las células de la piel, en especial las de la cara.
Cuando se deja de fumar, poco a poco la piel va recuperando el aspecto que debería tener si no se hubiera estado consumiendo tabaco, dotando a la persona que deja el hábito de un aspecto mucho más juvenil y saludable.
los consumidores de tabaco que tienen la piel gruesa
o mixta «presentan una dermis más sucia debido al hecho de tener los poros dilatados y obstruidos por las partículas de alquitrán del humo», sostiene Carrera. Además de los denominados puntos negros, estas personas «se impregnan mucho del olor del tabaco porque tiene más lípidos, y tienen la piel más oxidada y con falta de elasticidad».
Todos estos efectos se producen porque la nicotina provoca la constricción de los vasos sanguíneos, «lo que hace que llegue poco oxígeno a las células y que envejezcan más rápidamente», mantiene. De hecho, explica que un sólo cigarrillo «produce una vaso constricción durante 90 minutos, además de disminuir los niveles de vitamina A, la producción de colágeno y de elastina, y aumentar la viscosidad de la sangre».