Sueño normal entre 7-8.9 horas por nocheSueño largo, por lo menos nueve horas o más por noche
La influencia del sueño sobre la regulación del peso ya se ha estudiado en otras investigaciones. Esta nueva investigación del Centro del sueño de la Universidad de Washington en Seattle, partió como base de estudios anteriores que relacionan el sueño con el peso corporal. Este nuevo estudio se diferencia en que los investigadores se centraron en la relación sueño/falta de sueño y factores genéticos.
El autor principal Nathaniel Watson, neurólogo quería determinar si la gente durmiendo lo suficiente podría modificar las influencias genéticas y ambientales en el IMC, índice de masa corporal.
En un estudio llevado a cabo con gemelos, los investigadores de la Universidad de Washington encontraron que aquellos que dormían más de nueve horas cada noche eran más delgados y mostraban menos riesgo de subir de peso que los que dormían menos de siete horas.
Según los científicos, el sueño prolongado parece suprimir los factores genéticos que conducen al aumento de peso.
Y dormir poco tiene el efecto opuesto, afirma el estudio publicado en Sleep, la revista de la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño.
Estudios pasados habían mostrado la importancia del sueño en los procesos biológicos y el riesgo de enfermedades como diabetes tipo 2 y obesidad.
Pero las investigaciones se habían centrado en el impacto que tiene en una persona dormir poco o dormir con interrupciones.
La nueva investigación, sin embargo, revela que hay factores mucho más complejos entre el sueño y los mecanismos biológicos que conducen a la obesidad.
Interacción genética
Hasta ahora ya han sido identificados varios genes, unos 20, que juegan un papel en el riesgo que tiene una persona de ser obesa.
Los principales factores de riesgo, por supuesto, son una dieta mala y la falta de ejercicio.
Pero los genes desempeñan un papel en la forma como el organismo utiliza la energía que se consume, la forma como se almacena la grasa en el cuerpo y las sensaciones de sentirse lleno o seguir con hambre después de haber ingerido una comida.
También tienen una función en la rapidez con que usa la glucosa.
Sin embargo, tal como explican los científicos de Washington, este es el primer estudio que analiza cómo el sueño interactúa con estos genes.
Los investigadores estudiaron a 1.088 pares de gemelos tanto idénticos como no idénticos.
«Los resultados sugieren que el sueño corto ofrece un ambiente más conducente a la expresión de los genes vinculados a la obesidad. O podría ser que el sueño prolongado tiene un efecto protector al suprimir la expresión de los genes vinculados a la obesidad»
Dr. Nathaniel Watson
El estudio de gemelos en genética es importante y rutinario.
Los gemelos idénticos comparten exactamente los mismos genes y están sujetos a los mismos efectos genéticos, por lo tanto, las diferencias que demuestran se deben, por lo general, a factores ambientales.
Por otra parte, los gemelos no idénticos no comparten todos los mismos genes y con ellos se pueden investigar las diferencias genéticas.
Los gemelos que participaron en el estudio eran mujeres, con una edad promedio de 36,6 años, caucásicas y con un IMC promedio de 25,3.
Esta puntuación está considerada como «sobrepeso». La obesidad clínica está definida por un índice de masa corporal (IMC) de 30 o más.
Los investigadores encontraron que en los sujetos que dormían menos de siete horas, la predisposición genética a un incremento en IMC era dos veces más grande que en los que dormían más de nueve horas cada noche.
Según los científicos, en los gemelos que dormían poco, el impacto de la herencia genética en su IMC era de 70%, mientras que en gemelos que dormían más de nueve horas este impacto era de 32%.
«Los resultados sugieren que el sueño corto ofrece un ambiente más conducente a la expresión de los genes vinculados a la obesidad», afirma el doctor Nathaniel Watson, quien dirigió la investigación.
«O podría ser que el sueño prolongado tiene un efecto protector al suprimir la expresión de los genes vinculados a la obesidad», agrega.
Es decir, para una persona con predisposición a la obesidad, entre más duerme, menos importante se vuelve la genética en la determinación de su peso corporal, explica el científico.
Vida ajetreada
Según el doctor Watson, los ajetreados estilos de vida modernos sin duda han contribuido a la epidemia de obesidad en el mundo.
«La sociedad moderna con su tecnología omnipresente a menudo puede causar un desajuste entre la necesidad de sueño y la realización del sueño», dicen los autores.
«Esto frecuentemente tiene consecuencias adversas para las funciones cognitivas y para la salud metabólica, cardiovascular e inmunológica».
«De hecho, durante el pasado siglo, la duración habitual del sueño se ha reducido 1,5 horas cada noche y desde 2001 el porcentaje de adultos en Estados Unidos que duermen al menos ocho horas cada noche durante la semana se ha reducido de 38% a 27%».
Y los científicos agregan que «se está acumulando la evidencia que muestra que las horas de sueño crónicamente reducidas están asociadas a la obesidad».
El estudio, subraya el doctor Watson, es preliminar y habrá que llevar a cabo investigaciones más amplias para confirmarlo.
Pero los resultados sugieren que «las medidas para perder peso podrían ser más efectivas si las influencias genéticas que inducen el peso corporal fueran mitigadas con la prolongación del sueño», expresa el científico.