Los hombres en general se muestran más reticentes que las mujeres a seguir una dieta, quizás porque no prestan tanta atención a la cuestión estética como ellas o por lo que sea. Las dietas para hombres son tenidas en cuenta en muchas ocasiones cuando se presenta alguna enfermedad, como tratamiento o como una solución ante algún problema de salud.
Pero esto no debería ser así. Las dietas para hombres tienen que aportar todos los nutrientes que cada uno necesita según su metabolismo, actividad física y mental y otros factores. Además una buena dieta es la mejor forma de prevenir innumerables enfermedades. Muchas de las cuales son muy comunes y atacan exclusivamente al género masculino.
Los hombres tienen una mayor predisposición a sufrir trastornos cardiovasculares y el cáncer de próstata es una dolencia que ataca solamente a hombres. Además de algunas costumbres que son bien distintas entre hombres y mujeres todo esto puede y debe prevenirse con una dieta adecuada.
El papel de los hábitos de vida
Los hombres tienen determinada una mayor predisposición, a nivel genético, de enfermar por trastornos cardiovasculares. Asimismo, pueden sufrir una dolencia exclusiva de hombres, el cáncer de próstata. Los hábitos de vida y una elección dietética más o menos saludable tienen un papel relevante tanto en la prevención como en el tratamiento de estas enfermedades.
El análisis reciente de la Encuesta Nacional de Salud, del Ministerio de Sanidad y Consumo, muestra los hábitos de vida y de alimentación de los varones (también de las mujeres) que influyen directamente a corto, medio o largo plazo en su salud. Hay evidencia suficiente como para creer que, modulando la alimentación durante la juventud, se pueden evitar muchas de las enfermedades crónicas e incapacitantes que afectan a gran parte de los varones adultos.
Ayuno y almuerzo nocivo
Muchos son los esfuerzos que desde el Ministerio de Sanidad y Consumo e instituciones públicas y privadas se dirigen a la promoción del hábito del desayuno. Sin obviar que se trata de un problema alimentario infantil, los datos de aquellos hombres que no cumplen con esta costumbre no pueden pasar desapercibidos. Según la encuesta, son muchos los jóvenes (algunos de ellos padres de niños pequeños) que no dan el buen ejemplo a sus hijos en este importante hábito dietético. El 5,6% de los varones de entre 25 y 44 años no desayuna, el 18% sólo toma líquido (café, té o leche con cacao) y el 2% acompaña la bebida de fruta o zumo. Aunque este último desayuno es más consistente, no es suficiente como para romper el ayuno de toda la noche. Similar costumbre tienen los varones de más edad. Aunque son menos los que no suele desayunarnada (2,86%), son algunos más los que hacen un desayuno demasiado frugal (23,56%).
— La costumbre social de ir al bar y comer un bocadillo con vino o cerveza puede acentuar el desequilibrio de la dieta —
Este problema se resuelve si a las pocas horas se acostumbra a almorzar. De todas maneras, el problema puede persistir según el tipo de almuerzo. La costumbre social de acudir al bar y comer un bocadillo de embutido o tortilla (lo más frecuente) acompañado de vino o cerveza, casi siempre con el café azucarado posterior, puede acentuar el desequilibrio. Si se repiten habitualmente los mismos alimentos, la sobrecarga de lípidos y azúcares para el organismo va a incidir en los niveles de estos nutrientes en la sangre.
Cuando uno es joven, el organismo es capaz de modular eficientemente la sobrecarga de nutrientes. Pero a medida que pasan los años es cuando, de un año para otro, a uno le diagnostican en una analítica rutinaria que tiene alterados los niveles de colesterol, triglicéridos, glucosa o ácido úrico. Los almuerzos grasos y calóricos como parte de una dieta desequilibrada acaban por pasar factura. Con la edad, las malas costumbres son más difíciles de cambiar, pero son necesarias para evitar trastornos de salud mayores e incapacitantes.
Hombres que no hacen dieta
Según la Encuesta Nacional de Salud, las mujeres jóvenes y adultas hacen más dieta o régimen especial que los hombres (el 10,56% de las mujeres de 25 a 44 años frente al 6,51% de los hombres). Con la edad, las distancias se reducen (el 16, 67% de las féminas entre 45 y 64 frente al 12,93% en los varones de la misma edad). Lo preocupante es que, en muchos casos, el efecto que persiguen las mujeres a estas edades es seguir una dieta de adelgazamiento, en ocasiones sin criterio o asesoramiento nutricional.
Los hombres son, en general, más reticentes a cualquier cambio dietético. Dichas variaciones las llevan a cabo, en muchas ocasiones, como tratamiento de alguna enfermedad y no como medida preventiva. De hecho, prácticamente la mitad de los varones entre 25 y 44 años tienen sobrepeso, y el 21% de los hombres de más de 45 años padece obesidad. Sin embargo, son pocos los que, tal como muestran las estadísticas, siguen un tratamiento dietético específico. A esto se suma que 4 de cada 10 varones adultos (entre 25 y 64 años) no tienen costumbre de realizar ningún tipo de actividad o ejercicio físico durante su tiempo libre. El sedentarismo, entonces, se convierte en un factor de riesgo que se suma a la lista de malos hábitos descritos entre parte de la población masculina.
La encuesta constata que es a partir de los 65 años cuando el porcentaje de hombres y mujeres que siguen dieta o régimen especial es parecido (18,27% de los varones y 19,49% de las mujeres). A estas edades, sin duda, la dieta ya no sirve para prevenir, sino como complemento a un tratamiento médico para tratar una enfermedad.
Dieta antioxidante y tabaco
Atendiendo de nuevo a los recientes datos de la Encuesta Nacional de Salud, el 40% de los hombres entre 25 y 44 años, y el 34% entre 45 y 64, siguen fumando a diario. El porcentaje sigue siendo elevado, por tanto. Aunque a nivel preventivo es mejor dejar de fumar cuanto antes, es preciso adecuar la alimentación a esta situación y conocer qué alimentos no pueden faltar en la dieta de un fumador.