Existen una infinidad de mitos sobre la alimentación que en ocasiones hacen que nos alimentemos de forma poco saludable o sigamos consejos que en realidad no tienen ningún efecto bueno sobre nosotros. Por eso, hoy vamos a desmentir uno que aún sigue muy arraigado, el mismo dice que si cortamos los alimentos en pequeñas porciones la ingesta de calorías se reduce. Desde ya afirmamos que esto es totalmente falso.
El origen de este mito está en que cuando cortamos los alimentos en pedazos más pequeños comemos más lento, por tanto solemos consumir menores cantidades de alimentos, de aquí que consumamos menos calorías.
Debemos tener en cuenta que partir un alimento no acaba con parte de sus calorías. Aunque sí logramos algunas cosas al partirlo, por ejemplo, cuando está en varios pedazos la porción parece mayor a la vista. Por tanto, parecerá que hemos comido más y nos convenceremos antes de que hemos comido demasiado.
Además, al cortar los alimentos los masticamos mucho mejor, esto conlleva a una mejor salivación y por lo tanto una digestión mucho más rápida. Esto hace que las calorías se procesen mejor y el metabolismo se acelere, por tanto quemamos mayor cantidad de calorías.
Como vemos por tanto, el mito que mencionábamos es falso, conocer este tipo de información nos ayuda a llevar un mejor control de nuestra alimentación y no cometer errores.
Dependiendo de nuestra actividad o hábitos de vida, así debe ser nuestra alimentación. Debemos hacernos conscientes que si gastamos más energía podemos consumir más calorías y azucares, pero si nuestra vida es sedentaria, y nuestro gasto energético escaso, el consumo de alimentos ricos en calorías debe ser menor por el bien de la salud.
Partiendo de esta premisa, hay que comprender que tomar pocos hidratos de carbono y azucares es beneficioso para la salud, al contrario de lo que se venía pensando antiguamente, que debían ser la base de la dieta.
Que debemos consumir fruta con moderación, unos 25 gramos diarios, por el alto porcentaje de fructosa que al igual que el azúcar, tiene una incidencia negativa para la salud. Y mejor consumirla aislada, entre horas, para favorecer su absorción.
Que consumir “grasas buenas”, incluso llegando al 50% o más de la dieta, favorece al organismo y entre estas “grasas buenas” están también las grasas de origen animal, como la mantequilla o la nata pura, pero no las grasas-trans, como margarinas y aceites hidrogenados vegetales que son muy perjudiciales.
Para completar las nuevas recomendaciones de la medicina natural, acompañar esta dieta rica en grasas saludables y poca fruta, con jugos de vegetales frescos orgánicos, proteínas de pescados y animales criados de forma natural, huevos orgánicos y todo tipo de verduras y hortalizas orgánicas.